Las elecciones provinciales están dejando entrever un escenario caracterizado por la repartición del poder. El mapa ya no tiene la mayoría oficialista que había alcanzado en el 2019, sino que ahora la distribución parece beneficiar a la oposición.
Este año de elecciones es particularmente inusual. No solo porque la gran mayoría de las provincias decidieron desdoblar la fecha de sus comicios para “despegarse” de los resultados nacionales, sino también porque, debido a decisiones de la Corte Suprema de Justicia, dos provincias debieron posponer su voto a tan solo días de llevarse a cabo, abriendo una incógnita para diversos oficialismos locales.
Hasta ahora votaron 14 provincias. De ellas, en 5 ganaron candidatos de Unión por la Patria (La Pampa, La Rioja, Tucumán, Formosa y Tierra del Fuego), en 4 de Juntos por el Cambio (Chubut, San Juan, Jujuy y San Luis) y en 5 fuerzas provinciales (Córdoba, Salta, Misiones, Río Negro y Neuquén).
Si lo vemos en términos de continuidad o cambio, en 10 de ellas reeligió el gobernador o fue electo alguien de su propio espacio, mientras que en 4 (Chubut, San Luis, Neuquén y San Juan) los oficialismos provinciales perdieron.
Es difícil discernir si el voto en las elecciones locales se va a condecir con el comportamiento electoral en el ámbito nacional. Las provincias que votarán junto a las presidenciales son Entre Ríos, Catamarca, Santa Cruz, la Provincia de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
En este último caso, CABA votará los cargos locales el mismo día de las nacionales pero de manera concurrente, utilizando el sistema de Boleta Única Electrónica en vez de las boletas de papel que se utilizan en el ámbito nacional.
Equilibrio de poder
Las elecciones que se sucedieron en lo que va del año en todo el país expusieron dos datos que inquietan y muestran el fuerte descontento político: votos en blanco y anulados y un aumento sustancial del ausentismo.
Además, la seguidilla de elecciones en el interior dejaron muchos mensajes que desafían a los estrategas de las campañas nacionales y una certeza: el próximo presidente, sea quien sea, se encontrará con un mapa de poder en las provincias muy distinto al que tuvieron sus antecesores.
Con los triunfos que consiguió Juntos por el Cambio, al que se sumó el último domingo el de la provincia de Chubut, la relación de fuerzas entre gobernadores aliados y opositores será mucho más equilibrada, la más pareja en 40 años.
Aunque falta que vote poco más de la mitad del país, este dato ya se presenta como irreversible.
Y todo indica que lo mismo pasará en el Congreso, donde si no se revierten drásticamente las tendencias de las elecciones celebradas hasta ahora, ni Juntos por el Cambio ni Unión por la Patria tendrán las mayorías necesarias para aprobar leyes por sí mismos.
Internas
Las PASO del 13 de agosto son una gran encuesta. La principal incógnita es quién se convertirá en el candidato de Juntos por el Cambio: ¿Rodríguez Larreta con su perfil integrador y dialoguista o Patricia Bullrich, que propone un cambio brutal y agresivo? La victoria en Chubut entusiasma a los dos, pero la interna sigue viva.
En la interna del oficialismo todo parece mucho más claro. Juan Grabois no se quiso bajar y forzó a la disputa con Sergio Massa, que lleva las de ganar con amplitud, según reflejan todos los sondeos.
En las elecciones provinciales, la mayoría de los gobernadores -tanto del peronismo, como de Juntos por el Cambio y los “independientes” o neutrales- decidieron despegarse de la disputa nacional.
Los comicios en el interior del país dejaron diversas fotos que si bien no necesariamente se repetirán en las próximas Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), pueden estar anticipando escenarios, sostienen diversos analistas políticos.
Escenario de ballotage
Una encuesta de Hugo Haime realizada en julio anticipa un escenario de paridad en las PASO entre Juntos por el Cambio y Unión por la Patria, pero con mejor pronóstico para la oposición en un hipotético ballotage. La encuesta realizada mayormente de manera presencial le otorga a JxC un 32,5% de intención de voto para las primarias, donde Patricia Bullrich le saca una ventaja de casi cuatro puntos a Larreta (18,1% a 14,5%).
Un dato es que el jefe de gobierno crece casi dos puntos respecto al anterior sondeo, mientras que la ex ministra pierde 0,6%. En tanto, en el peronismo Sergio Massa tiene una intención de voto del 27,5% y Juan Grabois aporta 4,6%, con lo que UxP queda a 0,4% de Juntos.
Descontento y ausentismo
En las elecciones preocupa el alto ausentismo. Hubo cerca de 1 millón de votos blancos y anulados y un aumento sustancial del ausentismo en todas las elecciones desdobladas en las provincias : 5 millones de ciudadanos optaron por no concurrir a votar. Un duro indicador del descontento social que reina en el país.
Sin embargo, es difícil hacer proyecciones antes de que se vote en la provincia de Buenos Aires, que tendrá sus PASO junto con las nacionales, pero los distritos que ya votaron suman casi la mitad del padrón nacional (contabilizan 17.189.528 electores habilitados del total de 35.394.425 de todo el país) y el comportamiento de sus votantes muestra una tendencia que en Chubut volvió a repetirse: siguen perdiendo votos el kirchnerismo y sus aliados, y aumentan los de JxC.
Además, es cada vez más pronunciado el crecimiento del ausentismo, un fenómeno que desafía a los candidatos a salir a la caza de apáticos y desencantados.
Buenos Aires, la gran incógnita
El kirchnerismo y sus aliados se garantizaron, con las elecciones provinciales celebradas hasta ahora, que conservarán el poder en 7 provincias (Formosa, La Pampa, La Rioja, Salta, Tierra del Fuego, Tucumán y Misiones, donde reafirmó su liderazgo el Frente Renovador de la Concordia), que se suman a Santiago del Estero, que no tiene elecciones este año. Y pone en juego otras 4 (Buenos Aires, Catamarca, Entre Ríos y Santa Cruz).
Por su lado, Juntos por el Cambio ya ganó en 5. En lo que va del año cosechó triunfos en San Juan, San Luis, Jujuy, Corrientes y Chubut. Además, es muy probablemente repita el resultado de las PASO en Mendoza y Santa Fe, porque se impuso con triunfos holgados (en Mendoza, el radical Alfredo Cornejo sacó 42% de los votos, el expresidente de Pro Omar de Marchi, por fuera de JxC, 20%, y el peronismo, 15%; mientras que en Santa Fe, el sello local de JxC dobló en votos al peronismo).
Y también es claro favorito a retener la ciudad de Buenos Aires, donde la incógnita es si Pro conservará su distrito más emblemático, con Jorge Macri, o se lo arrebatará el radical Martín Lousteau.
Además, JxC tiene altas chances de ganar por primera vez en Entre Ríos, donde el candidato es Rogelio Frigerio.
La oposición también se impuso en las PASO en Chaco, pero repetir ese resultado es todo un desafío. Y la provincia de Buenos Aires es la gran incógnita. En el resto, el oficialismo es favorito. Con este escenario, incluso si JxC cayera en Chaco y en la provincia de Buenos Aires, se alzaría con nueve distritos propios, algo absolutamente inusual para fuerzas no peronistas.
De la Alianza hasta Unión por la Patria
Desde el retorno de la democracia solo tuvo nueve provincias aliadas Fernando de la Rúa durante un breve período de tiempo: cuando ganó, la Alianza contaba con ocho distritos propios, a los que se sumó Corrientes, primero con una intervención y después con un triunfo electoral.
Cuando Mauricio Macri ganó, en 2015, sus provincias aliadas eran 5: Buenos Aires y la Capital, las 2 de Pro, y las 3 radicales: Corrientes, Jujuy y Mendoza. El kirchnerismo y aliados gobernaban 16 provincias.
En 2019, cuando llegó a la Casa Rosada Alberto Fernández, el peronismo se había vuelto aún más fuerte porque el Pro no logró retener la provincia de Buenos Aires y el socialismo perdió Santa Fe.
Se equilibra el poder territorial
El nuevo mapa electoral ya no tiene la mayoría oficialista que había alcanzado en el 2019, sino que ahora la distribución parece beneficiar a la oposición.
Ahora, la oposición logró conquistar 3 provincias de historial peronista: San Juan, San Luis y Chubut. Esto le da un mínimo de 7 distritos a JxC para el inicio del próximo gobierno nacional.
Además, el sector mira con optimismo las elecciones de Santa Fe y Chaco, donde las PASO mostraron un primer triunfo; y Entre Ríos, donde Rogelio Frigerio parece ser el favorito. Si estos resultados se vuelven definitivos, JxC alcanzará 10 gobernaciones.
Cabe destacar que 5 provincias eligieron a fuerzas provinciales para encabezar el poder local. Estas son Río Negro, Neuquén, Córdoba, Salta y Misiones. Finalmente, el oficialismo habría logrado mantener 6 provincias: Formosa, Tucumán, Santiago del Estero, La Pampa, La Rioja y Tierra del Fuego. En este esquema, las elecciones en Buenos Aires adquieren vital relevancia. Su peso poblacional genera que la provincia defina el balance de poder en un escenario tan distribuido.
Al respecto fue consultado el politólogo Andrés Malamud. La distribución “podría ser la más favorable para un gobierno no peronista desde 1983”, aseguró. Se refirió a los repartos anteriores: Raúl Alfonsín tuvo 7 provincias en su favor; Fernando de la Rúa, 9 y Mauricio Macri 5.
El gran problema aparece ante la posibilidad de que, en Buenos Aires, Axel Kicillof renueve su mandato.
“Esquilmada por el régimen de coparticipación, la provincia no puede funcionar sin transferencias más o menos discrecionales del gobierno nacional”, sostuvo Malamud.
Si el distrito no recibe las transferencias requeridas, “el gobernador bonaerense está obligado a presionar al gobierno nacional” y, en el caso de que las autoridades nacionales no cedan, “uno de los dos cae”.
Buenos Aires posee una gran capacidad como desestabilizador del gobierno nacional. Esto se reflejó durante el 2001, cuando se acusó a Eduardo Duhalde de generar disturbios sociales en la provincia que motivaron el desequilibrio institucional.
La dependencia actual entre el gobierno nacional y el local es alta. La provincia resulta ser ingobernable sin el auxilio de la Nación, pero Buenos Aires “cuando se enoja, saca presidentes”, dice la célebre frase de Malamud.