Mauro Bonamino, Federico Mayuli, y Manuel Díaz viajaron al viejo continente y llevaron la magia del chamamé. Allí dieron un total de 14 conciertos en tan solo 15 días, en Austria, Francia, Alemania, República Checa y Eslovenia.
Manuel Díaz, licenciado y profesor de música y en diálogo con FM 89.3 Santa María de las Misiones contó que el viaje a Europa surge por una convocatoria que le hicieron a su compañero Mauro Bonamino quien ya había tenido la oportunidad de tocar para la embajada francesa en el año 2016.
“En primer lugar había muchas semanas de por medio, pero se gestionó y se armó una grilla, en la que además de tocar en la embajada terminamos tocando en conciertos, salas de teatro, en conservatorios, enseñando el chamamé y dando charlas. Se hizo una gira que tuvo lugar en cinco países”, señaló.
En este sentido, se mostró sorprendido por la atención y el respeto del público europeo en cada una de sus presentaciones. “Nos quedamos sorprendidos porque fue muy bien recibido, el público europeo para empezar les gusta mucho la cultura argentina, le gusta mucho el tango, se conoce mucho, hay escuelas de tango manejadas incluso por gente que no es argentina”.
Además agregó: “Quedamos sorprendidos no solamente por el respeto que tienen ellos, nosotros teníamos un repertorio de instrumental que duraba una hora y la gente se quedaba la hora completa sin hacer ni un solo ruido. Lo que más nos sorprendió fue que los niños se sentaban, escuchaban las canciones completas y después aplaudían”, añadió Díaz.
El repertorio de temas que presentaron fue siempre el mismo, aunque tuvieron que ajustar los tiempos en la medida que fueron cambiando de escenario. También realizaron covers de Barboza, Tarragó Ros, entre otros: “El repertorio estaba preparado con un 80% de canciones propias que le corresponden a Mauro Bonamino. Arrancábamos con canciones de él, hasta la mitad y a partir de ahí hacíamos cuatro covers, en los que Mauro explicaba que íbamos hacer representaciones de otros referentes muy importantes, que se los podían considerar pilares del chamamé, acordeonistas o bandoneonistas muy buenos”, indicó el músico.
Francia, la cuna del chamamé en el viejo continente
Hace décadas que el chamamé llegó a Francia de la mano del reconocido acordeonista Raúl Barboza, con quien este grupo de músicos tuvo el privilegio de tocar en vivo en una de las ocasiones. “Hicimos un cover de Barboza y tocamos con él allá en Francia, tiene 85 años y toca el acordeón como si tuviera 40, ja”, comentó entre risas.
Buscan que este viaje que realizó el grupo, “sea un paso para poder ir una vez al año, no a vivir, no creo porque cada uno ya tiene su familia”.
Asimismo remarcó la exigencia de esta gira por los cinco países europeos donde hicieron 14 presentaciones en tan solo 15 días. “Lo que se durmió es más o menos lo que se viajaba. Pasaron volando las primeras dos semanas pero estuvimos 26 días. Después de la gira formal nos quedan 5 o 6 días, pero surgieron algunas tocadas más, aunque ya comenzamos a extrañar”.
Más allá de sus dotes como músico, uno de los integrantes baraja otras cualidades y profesión: “Federico es psicólogo y trabaja en Corrientes Capital y Resistencia” comentó Mauro Díaz en referencia al contrabajista del grupo. “Yo acá enseño en el Secundario Superior y doy clases particulares, toco con distintos grupos. Mauro es el que más vive de la música, se pasa viajando de Corrientes a Misiones constantemente”, agregó.
El chamamé como eje
Más allá de los conciertos el grupo también realizó dos masterclass junto a institutos locales. “La primera en Francia y la segunda en Alemania. En Francia los encargados eran dos, un chico que se llama Romain, que fue músico de Toquinho, y Yamandu Costa un guitarrista brasilero muy conocido. Además de otro señor llamado Alfonso, quien fue el arreglista de uno de los discos de Barbosa. Ellos son profesores en un instituto de música allí. Tienen una especie de orquesta de folklore y tocan un poco de chamamé. Son muy conocidos”.
El eje en sus presentaciones siempre fue el chamamé y a raíz de esto, explicaron ante los presentes varias cuestiones: “Teníamos chamamé lentos, rápidos y con rasguido doble. Empezamos a explicarles desde cuando el chamamé se rasguea de cierta manera, características en la guitarra, cada uno se tomó su tiempo para hablar de su instrumento y después al final todo el instituto tuvo que tocar un chamamé”, contó el músico.
Por último, hizo hincapié en como recibieron el género en los distintos países: “A la gente de allá le gusta mucho la sonoridad que se le da al acordeón en el chamamé. Están acostumbrados a otros timbres y melodías, y cuando escuchaban el chamamé estaban muy sorprendido por como sonaba”, cerró Manuel.