En general, desde hace bastantes años, la mayoría de quienes habitan este país esperan “mejores tiempos”. Esto implica que los que se vivieron y los actuales son desfavorables.
La economía, o mejor dicho su crisis, explica en buena medida esa sensación generalizada y ese anhelo por mejores contextos… pero no es el único motivo. Incluso quizás sea el emergente de uno mucho mayor y más preocupante, el de la educación.
A diario nos apresuramos a cuestionar los elevados y progresivos índices de pobreza, pero nos detenemos pocas veces a analizar que los pésimos resultados que se están obteniendo en educación son la estructura que sostiene esa pobreza.
Es realmente grave: las generaciones actuales, que son los que deberían asegurarnos esos “mejores tiempos” están atravesadas por la pobreza económica y educativa. Torcer el rumbo depende de todos, pero más que nada de decisiones que deben tomarse ya.