A las voces de alerta por el crecimiento del consumo y tráfico de estupefacientes, se sumó ayer el sacerdote Ariel Manavella, párroco de la Iglesia Catedral obereña.
En diálogo con FM 89.3 Santa María de las Misiones, fue preguntado si lo que se estaba haciendo desde el Estado era suficiente para prevención y salida de las drogas. “Yo creo que hay una primera respuesta que es evidente, y entonces habría que decir que no, porque cada vez hay más droga, cada vez está más normalizado el consumo, creo que la familia también ha bajado los brazos a la hora de prevenir a sus hijos. Mirando la realidad, es que la cosa está bastante mal”, aseveró.
Sin embargo, dijo: “… hay que decir que todo sirve para algo, sino no tendría sentido lo que hacemos, no tendría sentido emprender nada. Entonces, desde la realidad también de lo que hacemos, por poquito que sea, y desde una mirada de esperanza fundada en el Evangelio te tengo que decir que sí, todo sirve, absolutamente todo sirve lo que pasa es que hay una verdadera ola, como dice el padre Damián, el Obispo en el comunicado, una ola feroz que nos arrastra”.
Respecto a las causas que hacen crecer al narcotráfico, Ariel Manavella reflexionó: “El fenómeno de la droga y todas las adicciones son fenómenos multicausales. Nunca vamos a encontrar un solo responsable, una sola causa, ¿no? Es un desencadenarse de rechazos, un desencadenarse de frustraciones, un desencadenarse de deseos no cumplidos, lo que va llevando a que la persona asique los horizontes”.
Manavella lamentó que se naturalice el consumo de estupefacientes como de alcohol: “Se ha impuesto el consumo como algo normal en los chicos y en las chicas, empezando por el consumo de alcohol y de energizantes. Vuelvo a decir, los sábados a la tarde en el deporte se está consumiendo energizante, esto es, realmente no tiene sentido, si es un espacio para distraerse, es un espacio para pasarla bien, ¿Por qué a ese nivel de consumo? Y cuando terminan los partidos, después queda el tendal de latas y de botellas y es a la entrada de la tarde y noche y no se vuelve a la casa”, en referencia al “tercer tiempo”.
“Me viene esa imagen de algo que va rodando y se va haciendo cada vez más grande y que lamentablemente termina siendo muy doloroso, muy degradante”, agregó.
El párroco de la Catedral sostuvo que “hay que despejar la falsa idea de que yo hago con mi vida lo que quiero: no es cierto, somos responsables algunos de otros y la sociedad también tiene que hacerse cargo, como se hace cargo cuando hubo un accidente, como se hace cargo con alguna sobredosis, tiene que hacerse cargo antes para prevenir que los chicos no lleguen como llegan, para que no se queden sin oportunidades en la universidad o en el trabajo”.