Con las manos vacías y un “boletazo” al bolsillo. Así concluyeron para los usuarios de colectivos todas y cada unas de las audiencias públicas que se realizaron en Posadas desde 2014, cuando surgieron como herramienta para que los ciudadanos tuvieran participación en la toma de decisiones, para la supuesta mejora del servicio de transporte público.
Hasta la fecha jamás se alcanzó el objetivo, inclusive acabó por desalentar la participación vecinal, al punto de sostener que las empresas que pertenecen al Grupo Z y concentran el 90% de las líneas en Posadas, Garupá y Candelaria “digitan todo”, tal lo denunciaron a PRIMERA EDICIÓN en el último mes las distintas asociaciones y organizaciones vecinales, desde que la comuna capitalina habilitó el llamado para participar como expositores en el nuevo encuentro que se realizará el 29 de este mes en el Centro de Convenciones.
A 9 años de la primera y encendida audiencia realizada el 28 de noviembre de 2014, cuando directivos de la empresa ni siquiera se quedaron a escuchar la opinión de los usuarios y abandonaron el encuentro minutos después de terminar de leer sus argumentos a favor del aumento del boleto; lo único que continúa “haciendo ruido” es la forma que se mueve el Grupo Z.
A pesar de los reiterados pedidos, nunca acató la normativa de poner la SUBE nacional para un control online de la cantidad de pasajeros que usan los colectivos, que permitiría la elaboración de estadísticas certeras para regular los subsidios que recibe del Estado.
Nación, Provincia y Municipios admiten las declaraciones juradas empresarias como reales, sobre la cantidad de usuarios que hay en la zona metropolitana y cuánto recaudan por venta de boletos.
Mientras tanto siguen lloviendo las quejas por los destrato a los usuarios, la falta de refugios en las paradas, mayores frecuencias y recorridos nocturnos en los barrios alejados del centro, falta de plásticos para emitir la tarjeta SUBE, el problemático código QR que obliga a tener celular para viajar, la escasez de puntos de recarga como del bajo límite de crédito, los paros gremiales y lockout que dejan a la gente a la deriva, son algunos de los reiterados temas que se suman a la lista de innumerables reclamos en cada audiencia pública de catarsis popular, que poco importa a los empresarios como a los funcionarios.
ANTECEDENTES, AYER Y HOY. Desde las primeras movilizaciones masivas por el pésimo servicio del Grupo Z, hasta las primeras audiencias públicas a la fecha, los vecinos nunca se sintieron escuchados. El servicio se presta en pésimas condiciones, los usuarios quedan en medio de todos los conflictos y la empresa parece tener poder para hacer todo lo que se le ocurra. Como por ejemplo, seguir con una SUBE poco eficiente.
“Si querés llorar, llorá”
Las audiencias se gestaron en un momento en que la población reclamaba una solución en contra de los reiterados “boletazos” y de una transparencia de las empresas, comodidad y seguridad en los viajes como ejes básicos. Sin embargo, el año que viene se cumplirán 10 años desde la primera vez que se hizo una y, lo único que demostró el paso del tiempo, lo “no vinculante” sigue siendo la excusa perfecta para que no cambie nada.
En honor a la verdad, lo único que sí cambia es el valor del pasaje a favor del Grupo Z.
Con desaliento, después de años de tomar las calles y también la palabra, un buen número de vecinos y dirigentes barriales aseguraron a PRIMERA EDICIÓN haber caído en cuenta que las audiencias están “digitadas” para evitar cuestionamientos y “ya no vamos a ir porque es perder el tiempo”, acotaron.
Todos los problemas planteados desde 2009 -cuando se organizaron las primeras marchas en contra del boletazo Z- siguen igual: no hay una auditoría real del servicio.
Sin control ni sanción
El conflicto salarial entre UTA y las Cámaras empresariales del Interior, que derivó en Misiones en distintas medidas de fuerza, algunas de ellas como paro total y otras como quite de colaboración o la implementación de frecuencias reducidas, dejó al desnudo que el monopolio del sistema integrado metropolitano capitalino y obereño hace lo que quiere.
Por ejemplo, todas las veces que este mes la empresa decidió sacar frecuencias y cambiar horarios no existió castigo ni sanción. El problema de la seguridad, el más largo y menos escuchado reclamo de la gente por el lamentable estado de la mayoría de los colectivos, junto con la puesta en marcha de un plan para que las unidades tengan aire, es otro caso palpable de la ausencia de controles.