En un ciclo climático anómalo de altos déficits hídricos que lleva ya tres años de duración, se sigue con atención y cautela la evolución de las lluvias en una gran parte de Sudamérica que se ve afectada por este fenómeno.
La alteración de las temporadas de precipitaciones y los escasos registros tienen un impacto directo sobre el caudal de los ríos. El Paraná, desde hace unas semanas, volvió a marcar una tendencia bajante, lo que afecta tanto a la navegabilidad como a la pesca en zonas como Barranqueras (Chaco).
El especialista del Instituto Nacional del Agua (INA) Juan Borús, dialogó con PRIMERA EDICIÓN y manifestó que “sin ninguna duda lo que está pasando nos trae a la memoria dolores de cabeza que hemos tenido en los últimos tres años con respecto a la bajante especialmente la de marzo del 2020 ”.
“Lo que está ocurriendo es una disminución de las lluvias sobre todas las cuencas formadoras del Paraná, todo lo que está al Norte de Misiones concretamente, incluida la cuenca del Iguazú, una falta de lluvias muy significativa que estaba prevista de alguna manera, pero no tan acentuada”, explicó.
En este sentido, manifestó que “de alguna manera la tendencia climática falló, son muy pocos los modelos de circulación climática general que acertaron con lo que iba a pasar en este mes de mayo, pero lo cierto, lo concreto es que dejó de llover y todos los afluentes del Paraná han disminuido”.
“Brasil está manteniendo las reservas en los embalses, no está descargando, entonces todo depende de la lluvia que pueda caer sobre la mitad Sur de la alta cuenca, la que está entre la descarga del Paraná- Ipanema y la del embalse de Itaipú y ahí no está lloviendo decididamente, así como en Misiones tampoco se están dando eventos importantes, salvo uno que se dio tiempo atrás, pero prácticamente no está lloviendo todo lo que uno esperaba que lloviera”, sostuvo.
En este contexto, el experto observó que “ha llovido en la cuenca que estaba al sur de Oberá, la cuenca misionero- correntina- brasileña, en ese pedazo del río Uruguay que es el lugar de la Cuenca del Plata donde más llueve en el año, donde más se acumula, y donde está más indefinida la estacionalidad, o sea, puede llover en cualquier momento del año”.
“Allí llovió una sola vez y después también dejó de llover, ese es el resultado de esta evolución que estamos teniendo muy regulada en los valores bajos, pero que está muy estable a diferencia del 2020 cuando nos sorprendió porque el descenso fue brusco, siguió brusco y no sabíamos cuándo terminaría de bajar”, recordó.
Apuntó que “se supone que en principio en Puerto Iguazú tendríamos un nivel mínimo oscilante, levemente por encima de los cinco metros de lectura de escalas que ya de por sí es bajo”.
No obstante, Borús afirmó que “ante la situación persistente de aguas bajas que tuvimos entre 2020, 2021 y 2022, Puerto Iguazú está preparado para resolver el tema de la captación fluvial para consumo urbano”. “Obviamente que no es lo ideal, porque la logística es más cara porque es más complicado, pero está resuelto. Estamos mejor en materia de atención de la bajante que en marzo del 2020”, agregó.
Y sostuvo que “esta situación actual de alguna manera se la plantea como pasajera, es decir, es de suponer que a falta del otoño vamos a tener lluvias medianamente normales o inclusive para Misiones deberían ser por encima de lo normal”.
“Quiere decir que el piso que hemos alcanzado con esta bajante no bajaría mucho más”, cerró.
El último informe semanal del Instituto Nacional del Agua (INA), publicado por el Instituto Correntino del Agua y del Ambiente (ICAA) en su sitio web www.icaa.gov.ar, revela que el río Paraná y el río Uruguay en territorio argentino registran descenso.