Ya nadie se cree el relato que el Grupo Z, mediante la SUBE Misionera, quiso instalar durante un año para que los misioneros crean que no encontraba proveedor de tarjetas para el sistema de boleto electrónico.
Sin ir más lejos, la comuna obereña le demostró al mismo grupo empresario que se expande sin límites con sus negocios por toda la provincia, que había una empresa dispuesta a entregar miles de plásticos si hacía falta.
En medio del interés por gastar, prestar un mal servicio a costa de los usuarios, uno de los pasajeros frecuentes no se quedó de brazos cruzados y se presentó en Defensa del Consumidor para hacer valer el derecho que le asiste a tener una SUBE física y no virtual, para dejar de pagar un boleto más caro. ¡Y lo logró!
Aunque en el propio Estado provincial tardaron dos meses en mediar para darle la razón a la usuaria Marcela Alersan Correa, finalmente le llegaron como corresponde las tarjetas plásticas para hacer uso de un boleto subsidiado con los recursos de los misioneros.
La mujer abrió de este modo la posibilidad a que todos los que se sientan con el mismo derecho, vayan a Defensa del Consumidor de Misiones para obtener su SUBE Misionera.
Sin embargo, vuelve a mostrar la actitud caprichosa, irracional y monopólica que el Grupo Z mediante SUSA quiere imponer a toda costa.
El 29 de junio será el momento en el cual se hará una nueva audiencia pública -trámite obligatorio que establece la Carta Orgánica municipal- para desembocar en un “boletazo” en cuotas pero con incrementos importantes.
Los empresarios lo conseguirán aún a costa de relegar a los pasajeros frecuentes, de no escuchar los reclamos, de sostener en la tierra colorada que pierden dinero mientras no paran de invertir afuera de Misiones. Pero les quedará en la memoria haber perdido una vez ante una usuaria que peleó por sus derechos.