Montecarlo fue fundada el 4 de mayo de 1920 por el empresario alemán Carlos Culmey, importante colonizador de la costa misionera de cara al río Paraná. Había adquirido tierras a nombre de la Compañía “Colonizadora Alto Paraná” que, en 1919, publicaba sus planes de venta de parcelas y las posibilidades agrícolas existentes en la zona.
Las chacras que comercializaba tenían un promedio de 20 a 30 hectáreas mensuradas de tal manera que cada propietario tuviera una naciente o curso de agua en su predio. La colonia se pobló con inmigrantes de ascendencia alemana que conservaban su idioma ancestral (alemanes étnicos) provenientes de Brasil, pero luego mayoritariamente fue poblada por inmigrantes procedentes de Alemania (principalmente de Baden-Wurtemberg).
La única vía de comunicación de ese entonces era el río Paraná que surcado por barcos como el famoso “Guayrá”, se transformó en el encargado de traer las novedades y abastecer con mercaderías a la floreciente localidad.
El año anterior, 50 kilómetros al sur de Montecarlo y también a orillas de mismo cauce, se había fundado Puerto Rico como colonia alemana católica (en un primer momento con alemanes de Brasil). A su vez, 20 kilómetros al norte de Montecarlo -siempre siguiendo la línea del río- el empresario alemán Adolfo Julio Schwelm fundó Eldorado, otra colonia de alemanes, que además integró colonos escandinavos y holandeses.
La industria maderera, frutícola, tabacalera, yerbatera, son las principales actividades económicas de Montecarlo. Se sustenta en la agricultura, la forestoindustria y la ganadería, aunque también se cultiva yerba mate, citrus, té y mandioca. Una de las empresas más importantes de la localidad es la Cooperativa Agrícola Mixta de Montecarlo Limitada, que agrupa a la mayoría de los colonos e industrializa la yerba mate vendiéndola en cuatro marcas.
La ciudad se destaca por el cultivo de una gran variedad de orquídeas, y el Parque Vortisch en el que se localiza el laberinto vegetal más grande de América del Sur, con una superficie de 4.000 metros cuadrados. El Club de Pesca, con su imponente vista, la Isla Caraguatay y el aquarium -parque temático-, se convierten en un paseo infaltable tanto para turistas como para los lugareños.