Científicos de la Universidad de Toronto identificaron una versión nueva del coronavirus con una gran cantidad de mutaciones en venados o ciervos de cola blanca del suroeste de Ontario, Canadá, y consideran que podría haber estado evolucionando en los animales desde finales del 2020.
También encontraron una secuencia viral muy similar en una persona de la zona que tuvo contacto cercano con venados, la primera evidencia de una posible transmisión del virus de venado a humano.
“El virus está evolucionando en los venados y divergiendo en esta especie de manera distinta a como evoluciona en los humanos”, señaló Samira Mubareka, viróloga del Instituto de Investigación Sunnybrook y la Universidad de Toronto, una de las autoras del nuevo estudio.
Esa nueva rama del árbol genealógico del SARS-CoV-2 presenta unos 79 cambios genéticos que la diferencian de la cepa original del virus que se identificó por primera vez en Wuhan (China). Treinta y siete de esos cambios se han observado en animales, pero 23 de ellos nunca antes se habían identificado en venados.
“Creo que es un estudio bastante significativo, porque estamos viendo la evolución potencial del virus en un reservorio animal”, afirmó J. Scott Weese, profesor de la Universidad de Guelph, Canadá, especializado en el estudio de las infecciones que saltan entre los animales y las personas.
Weese dice que antes podíamos ver cómo el virus SARS-CoV-2 pasaba entre personas y animales, pero luego se detenía. No había ningún indicio de que persistiera y cambiara en una población animal después de estos eventos de contagio o retroceso.
El informe, que fue publicado en el servidor de preimpresiones BioRxiv y aún no fue revisado por pares, indicó que no hay pruebas de que la variante de los venados se esté propagando entre las personas o suponga un riesgo elevado para ellas. Los experimentos preliminares de laboratorio sugieren que es poco probable que esta variante evada los anticuerpos humanos.
No obstante, el artículo se publicó en internet apenas unos días después de que otro equipo informara que la variante Alfa podría haber seguido propagándose y evolucionando en los venados de Pensilvania incluso después de haber desaparecido de poblaciones humanas.
Juntos, los dos estudios sugieren que el virus podría estar circulando entre los venados durante periodos largos, lo que aumenta el riesgo de que los animales se conviertan en un reservorio a largo plazo del virus y en el origen de variantes futuras.
Estudios anteriores han revelado que el virus está muy extendido entre los venados cola blanca. Las investigaciones sugieren que los humanos han contagiado reiteradamente a los venados y estos luego se lo transmiten entre sí. La manera en que los humanos les transmiten el virus a los venados sigue siendo un misterio y, hasta ahora, no existen pruebas de que los animales se lo transmitan a los humanos.
El estudio de Canadá fue una colaboración en la que participaron más de una veintena de investigadores de instituciones de todo Ontario. Los científicos recolectaron hisopados nasales y muestras de tejido de los ganglios linfáticos de 300 venados cola blanca muertos por cazadores en Ontario entre el 1.° de noviembre y el 31 de diciembre de 2021. El seis por ciento de los animales, todos ellos del suroeste de Ontario, dieron positivo al virus, lo que sugiere que tenían una infección activa cuando murieron.
Los investigadores secuenciaron los genomas virales completos de cinco venados infectados y encontraron una constelación única de mutaciones que no se había documentado con anterioridad. En total, 76 mutaciones, algunas de las cuales se habían encontrado antes en venados, visones y otros animales infectados, diferenciaban la variante de la versión original del virus.
Las muestras de venados estaban más relacionadas con las muestras virales tomadas de pacientes humanos en Míchigan, no muy lejos del suroeste de Ontario, en noviembre y diciembre de 2020. También eran similares a las muestras tomadas en humanos y visones en Míchigan a principios de ese otoño.
Estos hallazgos, así como la velocidad a la que el virus acumula mutaciones, sugieren que la variante nueva quizá haya divergido de las versiones conocidas del virus y evolucionado sin ser detectada, desde finales de 2020.
No obstante, su trayectoria exacta no está clara. Una posibilidad es que los humanos hayan transmitido el virus directamente a los venados, y que el virus haya acumulado mutaciones a medida que se propagaba entre los cérvidos. Otra posibilidad es que el linaje haya evolucionado, al menos en parte, en otra especie intermedia, quizá visones de criadero o silvestres, que luego se lo transmitieron a los venados de alguna manera.
“No tenemos todas las piezas del rompecabezas”, comentó en un correo electrónico Suresh Kuchipudi, microbiólogo veterinario de Penn State, quien no participó en la investigación. “No podemos descartar la participación de un huésped intermedio”.
Una muestra viral recolectada de un paciente humano en el suroeste de Ontario en el otoño de 2021 coincidió con las muestras de los venados. Se sabe que esa persona tuvo “contacto cercano” con ellos, según los investigadores.
Los investigadores no pudieron revelar más detalles sobre la naturaleza de este contacto por razones de privacidad, aunque Mubareka señaló que las personas no deben preocuparse por los encuentros incidentales e indirectos, como el simple hecho de que un venado pase por su patio.
Los científicos advierten que el tamaño de la muestra es reducido y que no hay pruebas concluyentes de que la persona haya contraído el virus de los venados. “Todavía no tenemos información suficiente para confirmar ese contagio de venados a humanos”, afirmó Roderick Gagne, ecologista especializado en enfermedades de la fauna silvestre de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Pensilvania.
Los primeros datos sugieren que las vacunas existentes deberían seguir protegiendo contra esa variante. Los anticuerpos de las personas vacunadas fueron capaces de neutralizar los pseudovirus (virus inofensivos que no se replican), los cuales habían sido diseñados para parecerse al linaje de los venados, según los científicos.
En el segundo estudio, los científicos de las facultades de veterinaria y medicina de la Universidad de Pensilvania analizaron hisopados nasales de 93 venados que murieron en Pensilvania en el otoño e invierno de 2021. El 19%tenía una infección activa del virus. Cuando los investigadores secuenciaron siete de las muestras, descubrieron que cinco de los venados estaban infectados con la variante Delta, mientras que dos estaban infectados con la Alfa.
En el momento en que se recolectaron las muestras, la variante Delta estaba muy extendida entre los habitantes humanos de Estados Unidos, pero la ola de Alfa, que afectó a los estadounidenses en la primavera de 2021, hacía tiempo que se había desvanecido.
“La variante Alfa parece persistir en el venado de cola blanca incluso durante el periodo en que no circula en los humanos”, señaló Eman Anis, microbióloga de la Escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad de Pensilvania, quien formó parte de los autores del estudio.
De hecho, las muestras de Delta en los venados eran similares a las de los humanos en el aspecto genético, lo que sugiere que había cruzado las líneas de las especies hace relativamente poco tiempo, pero las dos secuencias Alfa habían divergido más de las variante humanas. También eran muy diferentes entre sí, lo que sugiere que la variante se había introducido en la población de venados al menos dos veces.
“La conclusión principal sería que los venados mantienen el contagio y las infecciones dentro de sus poblaciones”, explicó Gagne, uno de los autores del estudio de Pensilvania. “Así que no se trata solo de un efecto secundario del contagio entre humanos, los venados se infectan y luego se desvanece”. No se sabe si estas variantes seguirán circulando y evolucionando en los venados, ni qué riesgo suponen para los humanos y otros animales.
En muchos sentidos, los venados son los huéspedes ideales para el coronavirus SARS-CoV-2, afirmó Weese. Son muy susceptibles a la infección, pero no enferman mucho, y anidan en grupos, lo que facilita la propagación del virus.
“Creo que la mayoría de la gente pensaba, y es cierto, que los humanos están impulsando la pandemia”, dijo el autor del estudio, Bradley Pickering, que es el jefe de patógenos especiales en el Centro Nacional de Enfermedades Animales Extranjeras de Canadá. “Así que ahora parece que esto está circulando en la fauna salvaje”. Si se queda en los venados de Norteamérica, podría seguir circulando y cambiando. “Existe el riesgo de que siempre esté ahí y de que pueda, en cualquier momento, volver a afectar a las personas”, dijo.
“No importa si está circulando en 100 millones de personas en una zona del mundo totalmente vacunada o si está circulando en 10 millones de venados en Norteamérica. Está circulando, y como el virus circula y se replica, así es como se producen las mutaciones”, dijo el científico.
Si los venados se convirtieron en un verdadero reservorio animal, es un problema difícil de resolver, y señala una nueva fase en la pandemia, dijo Weese. “Tenemos que ir más allá de un enfoque centrado en el ser humano. Individuo significa individuo; no significa personas”, precisó.
Cuando el SARS-CoV-2 aparece en una población de animales de granja, como el visón, o los hámsters que se venden en las tiendas de mascotas de Hong Kong, suelen ser sacrificados para contener la propagación del virus. Eso no es posible cuando el virus está en una población de animales salvajes.
Existen vacunas para animales, pero los veterinarios las utilizan por la misma razón que las aplican a los humanos, para prevenir la enfermedad y evitar que el animal, un tigre en un zoológico, por ejemplo, enferme gravemente o muera.
“Las vacunas no son muy eficaces para prevenir la transmisión”, afirmó Weese. “Tendríamos que tener una vacuna para animales que fuera mejor que una vacuna para humanos, y las vacunas para animales son una tecnología más antigua, por lo que sería un listón muy alto que poner”.
Fuente: Infobae