El 2 de marzo de 1972, Estados Unidos lanzaba la sonda “Pioneer 10” a Júpiter con un mensaje dirigido a posibles seres extraterrestres inteligentes.
La nave contenía una placa inscrita con un mensaje simbólico que le informaba a la civilización extraterrestre acerca del ser humano y su lugar de procedencia, la Tierra; una especie de “mensaje en una botella” interestelar.
Esta placa fue fabricada en aluminio anodizado en oro, debido a que este elemento tiene propiedades que hacen que se degrade mínimamente.
Fue la primera sonda que atravesó el cinturón de asteroides y en junio de 1983 se convirtió en el primer objeto fabricado por el ser humano que escapó del Sistema Solar al atravesar la órbita de Neptuno, en aquel momento el planeta más distante del Sol dada la excentricidad de la órbita de Plutón.
El paso por Júpiter en 1973 proporcionó las mejores imágenes hasta la fecha de la atmósfera del planeta permitiendo obtener información de la temperatura atmosférica y de la altura de las nubes superiores de Júpiter.
Tras casi 40 años, la nave espacial de 258 kilogramos de peso mandó su última señal a la Tierra. Aunque fue muy débil, se recibió el 23 de enero del 2003.
En la actualidad la nave se dirige hacia la estrella Aldebarán, en la constelación de Tauro, adonde llegará dentro de 1.690.000 años.