Ramón S. Castillo fue derrocado por el golpe de estado de 1943 y a partir de esa fecha el nombre de Juan Domingo Perón dejaría su huella en la historia argentina.
Mano derecha de Edelmiro Farrell, quien ejerció la presidencia entre 1944 y 1946, Juan Domingo Perón fue ministro de Guerra durante su presidencia, creciendo la institución militar durante su gestión y también los gastos que la nueva organización demandaba.
En julio de 1945, Perón pasó a ocupar la vicepresidencia de la república, con un poder y carisma que eran cada vez más crecientes. Esto molestó a ciertos sectores (era simultáneamente vicepresidente, ministro, secretario de Trabajo y coronel).
Mientras tanto el pueblo demandaba la vuelta a las libertades, sobre todo con el apoyo de los sindicatos que habían logrado un lugar de preponderancia de la mano de Perón.
Una gran marcha fue organizada por los distintos sectores políticos agrupados en la denominada Unión Democrática. El gobierno de Farrell ordenó el estado de sitio, pero los sectores políticos contrarios a Perón siguieron manifestándose.
Farrell le exigió la renuncia al coronel el 9 de octubre de 1945, pues dentro de su gobierno lo veían como una amenaza. Después de tres días, fue detenido, el 12 de octubre, confinándolo a la isla Martín García. Pero Perón había dado a la clase obrera reivindicaciones que ésta no estaba dispuesta a ceder.
Para ello, los sindicatos comenzaron un accionar para recuperar a su líder. El coronel Domingo A. Mercante inició el plan de movilización.
Los obreros iniciaron el 16 de octubre manifestaciones en Avellaneda y Valentín Alsina y al caer la tarde llegaron unos dos mil a la Plaza de Mayo sin que las fuerzas del orden realizaran nada para impedirles el paso.
El día 17 eran millares los obreros que ocupaban la plaza reclamando la presencia de Perón, en una convocatoria de tal magnitud que desbordó el centro histórico porteño.
El coronel Avalos, ministro de Guerra, se dirigió entonces al Hospital Militar -lugar al que había sido trasladado Perón por hallarse enfermo- y logró un acuerdo.
Mientras tanto los manifestantes no abandonaban la plaza hasta ver a su líder quien a las 23:30 habló desde los balcones de la Casa Rosada para calmar a la multitud. Se iniciaba así el peronismo.