El riesgo que representaba la flota española en Montevideo forzó al Gobierno de Buenos Aires a formar su propia escuadra de guerra. Francisco de Gurruchaga recibió la orden de crear la primera flota patriota que entró en batalla por primera vez durante el combate de San Nicolás, frente a la ciudad bonaerense homónima, en aguas del río Paraná, al mando del teniente coronel Juan B. Azopardo.
Los buques españoles, mejor armados y con tripulaciones veteranas, prevalecieron sobre los patriotas.
Fue un combate desigual entre tres buques porteños con un total de 33 cañones y las flota española de siete buques armados con casi cien cañones.
Aunque el resultado fue adverso a Buenos Aires, sentó las bases para la formación de la Armada Argentina que dos años más tarde derrotaría a los realistas.