Durante buena parte del año pasado se discutió ampliamente si era necesario devaluar, pues para algunos analistas existía un marcado deterioro de la paridad.
En la vereda de enfrente, el Ministerio de Economía y del Banco Central consideraban -y lo siguen haciendo hasta el presente- que la cotización del peso es la adecuada.
Es por ello que desde agosto pasado, vienen aplicando una política cambiaria que intenta evitar que se atrase o se revalorice en exceso.
Al respecto, el analista Agustín Cramo consideró que “estarían dadas las condiciones para evitar un salto del tipo de cambio oficial, por lo menos hasta bien avanzado el segundo semestre”.
Y agregó que “daría la sensación de que la estrategia oficial está siendo aceptada en el mercado, al menos por ahora, lo cual se refleja en los futuros del dólar, que se mueven con expectativas similares a las de la inflación proyectada”.
Esquema cambiario
En cuanto a lo que viene sucediendo hasta el presente, se puede observar que el nivel actual del tipo de cambio oficial se encuentra desde que se puso en vigencia el actual esquema cambiario en los niveles más altos desde febrero de 2008, superando ampliamente los saltos devaluatorios de principios de 2014 y de diciembre de 2015.
Ahora bien, con un tipo de cambio como el actual, es interesante analizar qué sucede con el salario promedio medido en dólares, el que habitualmente es tomado en cuenta por el ciudadano común, habida cuenta de la presencia del cepo cambiario, que incrementa en forma sustancial el precio al cual puede acceder a los verdes billetes en forma legal, a partir del impuesto del 30% y de la retención a cuenta del Impuesto a las Ganancias, del 35%.
En tal sentido, conviene repasar lo sucedido desde 2001 a la fecha, tomando como indicador la serie conocida como Indicador Imponible Promedio de los Trabajadores (RIPTE), elaborado por la Secretaría de Seguridad Social.
Variación salarial
El gráfico muestra la evolución del salario promedio en dólares desde 2001 hasta fines del año pasado. Los puntos más relevantes del mismo son:
La abrupta corrección registrada a la salida de la Convertibilidad, cuando se pasa de US$757 a sólo US$256 en apenas algunos meses, lo cual implica una caída del orden del 67%.
Luego, y hasta 2010 como consecuencia de la combinación de una política cambiaria de “flotación administrada” que se mantuvo vigente durante buena parte del período, que llevó a un atraso del tipo de cambio y una inflación creciente, que presionó los salarios a la suba, se registró un ciclo ascendente de los haberes medidos en dólares, que toca su punto máximo en 2012, cuando supera los 1.400 dólares.
Pero ese nivel, que debía ser corregido ante una persistente salida de dólares que afectaba las reservas del Banco Central, comenzó a corregirse con la devaluación de febrero de 2014, como consecuencia de la cual se registró una baja de esta variable del orden del 20%.
Ya a fines de 2015 y una vez levantadas las restricciones que regían en el mercado minorista, el salario en dólares volvió a crecer hasta alcanzar a fines de 2017 nuevamente un nivel cercano a los 1.400 dólares, para luego comenzar a caer en forma acelerada, como consecuencia de la abrupta depreciación de la moneda en los dos años posteriores.
La magnitud del ajuste fue tal que el salario en dólares cayó a menos de la mitad, pues a fines de 2019 era de 605 dólares.
Con la asunción del nuevo gobierno en diciembre de ese año, la situación continuó deteriorándose a partir de la reaparición de las restricciones de acceso al mercado cambiario, pues el último dato disponible, que es de diciembre, muestra un salario que apenas alcanza a 450 dólares.
Ello implica que sólo alcanza a un tercio del máximo registrado en 2017 y se debe retroceder hasta 2005 para encontrar un nivel similar.
Este ciclo descendente impacta negativamente en la capacidad de consumo y de inversión de las familias, lo cual se ve reflejado en la merma de las ventas de numerosos mercados, que van desde turismo, a bienes de consumo durables o inmuebles.
Fuente: iProfesional