Pestalozzi promovió la educación general como motor de los cambios sociales y políticos, ideas por las que sufrió persecuciones y cárcel.
Se basó en enseñar a los niños a distinguir la forma de cada objeto, es decir, sus dimensiones y proporciones.
Enriquecer la memoria de los niños con explicaciones sencillas de objetos y materiales. Enseñar a describir y a darse cuenta de sus percepciones. Enseñar al niño, por medio del dibujo, a medir todos los objetos que se presentan a su vista y adquirir habilidades para reproducir.
Pestalozzi pensó que por medio del dibujo se ejercitaba al niño en su escritura.
Enseñó a considerar cada uno de los objetos que se les da a conocer como unidad, es decir, separado de aquellos con los cuales aparece asociado.
Utilizaba tablillas con letras, las cuales acumulaba de una en una para que el niño conociera la relación de los números, al mismo tiempo que servía para aprender las letras.
La idea era familiarizar al niño tan temprano como sea posible con el conjunto de palabras y de nombres de todos los objetos que le son conocidos.
Pestalozzi falleció el 17 de febrero de 1827, a los 81 años, en su país natal. Sus últimas palabras fueron: “Pueda la paz a que me dirijo llevar también a ella a mis enemigos. En todo caso, yo los perdono; bendigo a mis amigos y espero que se acordarán con amor del ya acabado y proseguirán con sus mejores fuerzas, después de mi muerte, los fines de mi vida”.