SAN PEDRO. Sobre la ruta 17, a la altura del Paraje Santa Rosa (donde está la virgencita), se encuentra el acceso por el que luego de recorrer unos seis kilómetros de camino de tierra conduce al lugar donde residen unas treinta familias que se juntaron en el lugar preocupadas por el inminente desalojo y con el objeto de decidir un plan de acción.Las edades y conformaciones familiares son diversas, encontramos matrimonios jóvenes y también abuelos, pero su denominador común es que de esa tierra viven, allí trabajan y además es todo lo que tienen, “nuestra única posibilidad, vendimos todo para comprar acá”, explica una de las madres.Están nerviosas, no es para menos, el día anterior una delegación policial se acercó hasta la zona con una orden de desalojo y en un instante vieron cómo años y años de esfuerzo se les escurrían como agua entre los dedos. Están angustiadas, una abuela confiesa haber tomado calmantes, una joven se desmaya. Están unidos, no van a resignar su esfuerzo.Todos manifiestan haber comprado las mejoras que ocupan y trabajan, abarcan unas 800 hectáreas dentro de un predio que supera las 10.000 y traen a colación las palabras de la Presidenta en su visita al municipio (luego del tornado), cuando manifestó que trabajen la tierra, que ningún misionerito iba a quedar sin lugar. Algunas familias llevan ya ocho o nueve años en el lugar, otras un poco menos. PRIMERA EDICIÓN estuvo presente en la reunión en la que se esperaba la presencia de la Policía Comunitaria y una delegación de la Subsecretaría de Tierras, pues los vecinos solicitan la intervención del Gobierno para dar solución al conflicto.“No quiero perder todo, queva a ser de nuestros hijos”Leonela R. (25) está casada y tiene cuatro hijos, la desesperante situación que está atravesando trae consecuencias, ella fue la que sufrió un desmayo y tuvo que ser auxiliada por los vecinos. “Nosotros vendimos todo lo que teníamos en Colonia Itatí, que era sólo una hectárea y poquito y compramos acá para poder plantar, para poder producir, tenemos 70.000 plantas de tabaco a punto de ser cosechadas. Vino un policía y nos mostró una orden de desalojo, no tenemos a donde ir, le pido a las autoridades que hagan algo. ¿Qué va a ser de nuestros hijos?”“Nos incendiaron ocho casas”“Nos notificaron de una orden de desalojo, esto nos cayó como un balde de agua fría, nosotros somos trabajadores”, dice Neco (60), “no nos podemos quedar con los brazos cruzados, si nos quieren echar de acá, no tenemos otro lugar, llevamos años acá plantando y produciendo, vivimos de eso”.“Yo tengo siete chicos a cargo, uno de ellos deficiente, a mí me quemaron la casa para que me vaya, no me voy a ir, estoy viviendo en la casilla que tenía como gallinero y no a mí solo me incendiaron la casa, quemaron ocho casas para amedrentarnos, yo hice la denuncia y no pasó nada, ¿será que los trabajadores o los humildes no tenemos derechos?”, preguntó el productor.Agregó que “cuando vino la presidenta Kirchner dijo que la tierra es para quien la trabaja, nosotros la votamos y también votamos a nuestro gobernador y a nuestro intendente, ahora necesitamos que ellos nos defiendan”.“No queremos terminar en una villa, tenemos cultura del trabajo”Teresa M. (54) es madre y abuela, vive con su familia y trabaja en el lugar desde hace más de ocho años, produce tabaco, maíz, mandioca, todo en un predio de cuarenta hectáreas, de donde comen y viven más de veinte personas. Teresa está desde ayer tomando calmantes, la situación la tiene muy angustiada, no entiende como así, repentinamente, puede llegar a perder todo y su vida y la de su familia dar un vuelco tan atroz.En diálogo con este diario contó: “Soy madre de nueve hijos y abuela de nueve nietos, vivimos de la chacra, necesito de esta tierra para seguir viviendo y darle mantención a mi familia, con la pensión de madre de siete hijos no alcanza, somos una familia con cultura de trabajo. Nosotros no vamos a abandonar la chacra, no queremos terminar en una villa. Espero que el Gobierno interceda y nos dejen seguir laburando, no queremos que nos manden a la ciudad a vivir como vagos. Somos humildes, no tenemos plata, pero lo que tenemos lo ganamos, estamos muy mal con esta noticia, le pido a todos los medios y a todas las autoridades que se hagan eco de nuestro pedido, que se pongan en nuestro lugar”.CompromisoLa reunión se llevó a cabo al mediodía, participaron unos cuarenta vecinos, representantes de la Policía Comunitaria y técnicos de la Subsecretaría de Tierras, también se esperaba la presencia del intendente local, Miguel Dos Santos, quien aduciendo otros compromisos no estuvo presente. Los vecinos expresaron su preocupación por el posible desalojo y la firme convicción de no abandonar lo único que tienen. También solicitaron a los funcionarios presentes que realicen las gestiones necesarias para intermediar en este conflicto y ofrecieron si fuese necesario volver a pagar por su tierra. La gente de Tierras se comprometió a tratar de generar una mesa de negociación y buscar las vías necesarias para dar solución a esta problemática.





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