Por Por Sergio AlvezSAN IGNACIO. El 4 de junio de 2009, a partir de un proyecto del Ejecutivo Provincial, la Cámara de Representantes de la Provincia sancionó la ley 136 –antes 4476- , norma a través de la cual se crea en el ámbito de la Subsecretaría de Gestión Estratégica, dependiente de la Secretaría de Estado General y de Coordinación de Gabinete, la cuenta especial denominada “Fondo Misiones Jesuíticas”. La ley en cuestión posee 6 artículos. El último enuncia lo siguiente: “La administración e inversión del Fondo Misiones Jesuíticas debe asegurar que el cuarenta y cinco por ciento (45%) de lo recaudado por derecho a acceso a cada asentamiento jesuítico sea destinado al municipio del respectivo enclave jesuítico para ser invertido en obras de mantenimiento del entorno de los monumentos”. Esto significa, en términos más coloquiales, que un 45% del dinero que ingresa en concepto de entradas pagas a cualquiera de las ruinas jesuíticas de la provincia, debe ser dirigido a las arcas de cada uno de los municipios involucrados. Sin embargo, desde la sanción de la ley a esta parte, los municipios no han visto un centavo. ¿Dónde van los millones?Esta semana PRIMERA EDICIÓN arribó a San Ignacio, municipio que posee las reducciones jesuíticas ampliamente más visitadas – por turistas nacionales e internacionales – de toda la provincia. En 2011 se registró un total de 270 mil visitantes, de los cuales un 90% son de residencia nacional o provincial, y el restante flujo turístico extranjero. El año anterior- 2010- la cantidad de visitantes fue apenas inferior en un 10%. De acuerdo a los costos actuales de las entradas, tanto al predio de las ruinas como al derecho de espectáculo de imagen Luz y Sonido (que se paga aparte), la recaudación anual no desciende de los 20 millones de pesos, e incluso se estima una cifra bastante superior. Acudimos a la Municipalidad de San Ignacio para consultar al respecto, más precisamente al titular del sector Hacienda, quien confirmó que “el municipio nunca recibió nada del fondo en cuestión”, a tiempo que señaló que se están llevando a cabo conversaciones al respecto. Así, los millones de pesos que les corresponden a los municipios se esfuman directamente a la Subsecretaría de Gestión Estratégica, que encabeza Sergio Dobrusin, y de allí supuestamente a Rentas de la Provincia, aunque la información detallada del destino de estos fondos, así como los motivos del incumplimiento de la ley 4476, no se ha informado desde la Provincia debidamente, y esta inquietud forma parte del planteo que vienen haciendo –entre otras varias irregularidades relacionadas al manejo de las Ruinas Jesuíticas– los trabajadores, en asamblea permanente, de las ruinas de San Ignacio. “No hay ningún tipo de redistribución”Ernesto Gómez es uno de los cinco ediles en función del Honorable Concejo Deliberante de San Ignacio, por el Frente para la Victoria. Consultado por este diario acerca de los recursos millonarios que le corresponden a la comuna, pero que por incumplimiento de una ley vigente nunca se vieron, el concejal Gómez indicó que “es una preocupación, ya que de esta forma no existe ningún tipo de redistribución de los recursos que generan las ruinas. Son millones de pesos que nunca llegaron al municipio”.El edil explicó además que “en San Ignacio hay muchísimas personas con sus necesidades básicas insatisfechas; y hay mucha desocupación, se necesitan de muchos recursos. Si bien esta localidad fue pionera en industrias como la de la yerba mate, lo cierto es que las industrias se han ido, sólo quedó el turismo y hoy no existe oferta laboral para contener las necesidades del pueblo”. Caja millonaria para DobrusinEn su artículo 2, la ley 136 enuncia que el Fondo Misiones Jesuíticas, además de las recaudaciones, se nutre de los siguientes recursos: explotaciones de emprendimientos económicos, turísticos y culturales, relacionados con el objeto de creación; aportes reintegrables y no reintegrables de Rentas Generales de la Provincia, la Nación y organismos nacionales e internacionales; bienes afectados a espectáculos o exhibiciones, existentes en el ámbito de las reducciones jesuíticas, que le sean transferidos por el Estado Provincial, Nacional, Entes o Sociedades del Estado; aportes y/o donaciones provenientes del sector privado. En noviembre, en el marco de la Feria Internacional de Turismo, se anunció además, que la cartera que encabeza Dobrusin recibirá un porcentaje de la segunda parte de un crédito del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), de alcance nacional, que consta de 80 millones de dólares para distintas provincias. Imagen y Sonido: un descomunal derroche de agua en cada funciónComo en tantas localidades misioneras, en San Ignacio existen numerosos sectores, entre asentamientos y aldeas aborígenes, que no cuentan con un servicio básico: el agua potable. Además, en épocas de escasas lluvias, los colonos de las zonas rurales también se quedan sin el líquido vital, lo que trastorna seriamente la vida en el campo. La contracara en materia de recursos hídricos, es el espectáculo Imagen y Sonido, que se realiza dos veces por día en las ruinas de San Ignacio. Este espectáculo, derrocha la sideral cantidad de 3 mil litros por función, según explicaron los empleados de ruinas, sin que una sola gota utilizada, sea reciclada o almacenada para un posible uso posterior. “Es un derroche total y absoluto. Da pena ver como se gastan miles y miles de litros de agua habiendo acá muy cerca nomás, aldeas y vecinos que no tienen agua. Es realmente un despropósito”, lamentó uno de los trabajadores.Para el espectáculo se utiliza una bomba interna, desde donde se toma el agua que luego es lanzada a los aires para generar el llamado “efecto bruma”. Cada función dura 40 minutos, es decir, que a dos funciones por noche, se estima una utilización de 6 mil litros de agua, lo que implica mensualmente un derroche hídrico de casi 150 mil litros, o un millón de litros al año. “El espectáculo nos cuenta la historia de las Misiones Jesuíticas a través de un niño guaraní, desde su primer encuentro con los jesuitas hasta la expulsión de la orden, decretada por el rey Carlos III. Con tecnología de última generación, actores virtuales, efectos multimedia, imágenes proyectadas sobre pantallas inmateriales de bruma y un deslumbrante despliegue artístico, el show constituye una nueva forma de acercarse a la historia. Puede verse
todos los días al ponerse el sol, tiene una duración de cuarenta minutos y está disponible en cinco idiomas”, informan las gacetillas. La entrada al espectáculo es de 70 pesos para extranjeros y 60 para latinoamericanos, mientras que los argentinos pagan 50. Aumento en las entradasDesde enero de 2013, el Fondo Misiones Jesuítica vería aún más abultada su recaudación, ya que desde principios de ese mes, regirán los aumentos en las entradas a las reducciones jesuíticas. En el caso de San Ignacio, la tarifa de ingreso pasará a costar 70 pesos para extranjeros, 60 para “latinoamericanos”, 50 para argentinos, 20 para residentes misioneros, 25 para jubilados nacionales acreditados y 10 pesos para jubilados misioneros.





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