
(Con la colaboración de Esteban Abad). El creador de grandes temas en ritmo de galopa, chotis, polquita rural, entre otros, Ricardo Ojeda ya no está más entre los habitantes de Misiones. Ha partido en el viaje final casi al cumplir 90 años.
Puede decirse de él que vivió aferrado a su intención y pensamiento siempre misionerista y que no sólo fue “un gran bandoneonista” sino un maestro al cual se lo habrá despedido desde el corazón de sus seguidores con estas palabras que no muchos han merecido: “Maestro, descanse en paz – podríamos decirle -, sus alumnos ya siguen el camino que usted les ha trazado”.
Decir Ricardo Ojeda es decir mucho más que un gran bandoneonista, hay que recordarlo como uno de los mayores creadores y difusores de la música de la tierra roja. Es nombrar al compositor de temas en ritmos misioneros que recorrieron el mundo de la mano de su creador o desde las voces o instrumentos de numerosos artistas de la tierra roja y de muchos otros intérpretes nacionales.
Los ritmos de chotis y galopa, han sido los preferidos del maestro que llegó a Posadas desde su San Javier natal siendo casi un niño y con su instrumento se incorporó a una orquesta típica (ejecutantes de tango), lo cual no significa que no registre también partituras con ritmos de chamamé, polka, mazurca y rasguido doble.
“Tanguero pero mi alma es misionerista”
Me parece oírlo decirme “en lo más íntimo de mi vena musical soy tanguero como la mayoría de los bandoneonistas”, lo miré algo sorprendido, entonces rápidamente replica, “pero mi alma es misionerista, por eso compongo ritmos de esta tierra”.
Por ahí, recordando, surge conocer que Ojeda, se perfeccionó en Buenos Aires, ocasión en que uno de sus maestros fue el mismísimo Astor Piazzolla, y esa ha sido la razón de que en esa charla que tuve con el autor de la galopa La selva que perdemos me invitara para asistir a un concierto en que interpretaría solamente composiciones del creador de Balada para un loco o Buenos Aires Hora Cero, entre otros tantos. Demás está decir que fue un éxito total.
En la misma ocasión Ojeda me dio una síntesis de la conferencia que con Daniel Larrea -otro gran misionerista-, dictarían días después en el marco del Simposio del Festival Nacional de la Música del Litoral en el Palacio del Mate sobre la métrica y compases de la galopa, contando con el marco de numeroso público.
Bandoneón, un órgano portátil
Como un intérprete de ese difícil instrumento de origen alemán, cuyas primeras funciones fueron emitir himnos y canciones religiosas (según varios autores “habría sido creado como una especie de órgano portátil, de ahí su sonido entre sacro y melancólico), Ojeda tiene como galardón haberle sacado sonidos que son reconocibles fácilmente cuando se oye algún tema interpretado por quien nos ha dejado recientemente: el “sonido Ojeda” dirían varios de sus colegas y alumnos.
El nombre de Ricardo Ojeda siempre estuvo cerca al de otro creador misionero, don Lucas Braulio Areco, quien como máxima autoridad cultural en esos tiempos creó la Orquesta de la Provincia de la cual Ojeda sería director por varias décadas y en la que se formaron muchos consagrados instrumentistas.
Premiado por sus méritos como músico y docente
Merecedor de todos los premios otorgados por distintas instancias gubernamentales, instituciones y entidades culturales de la provincia de Misiones ha sido legítimo receptor del Premio Municipal Arandú de Posadas y del Mensú de Oro del Festival Nacional de la Música del Litoral (Posadas).
También obtuvo con sus jóvenes alumnos la distinción máxima de la Sociedad Argentina de Autores y Compositores (SADAIC), entidad que desde hace más de veinte años lo había nombrado como delegado en su Filial Misiones de la que asimismo era director de la escuela de música para niños y jóvenes.





