Un hombre de 32 años fue condenado este sábado por el abuso de una joven de 23. El hecho que se juzgó ocurrió en 2013, en el contexto de una reunión de amigos. Luego de aprovechar que la víctima se había quedado profundamente dormida la accedió carnalmente. De esa situación nació una niña, quien hoy tiene cinco años.
El primer debate de este año en el Tribunal Penal 2, se llevó a cabo con el nuevo camarista designado, César Antonio Yaya.
Javier Antonio Ayala (32), llegó como acusado a la audiencia que comenzó el jueves, y debido a la complejidad del caso culminó durante el mediodía de ayer.
Según pudo saber PRIMERA EDICIÓN, entre la noche del sábado y la mañana del domingo 17 de marzo de 2013, los hechos ocurrieron en un departamento de la chacra 154, al oeste de Posadas.
Allí se habían reunido un grupo de personas para festejar un cumpleaños. El dueño del lugar había cedido el espacio para que su amiga llevara adelante la celebración.
Las risas, los tragos y la buena camaradería había sido el denominador común. A medida que pasaron las horas, la reunión comenzó a apagarse. Dos de las amigas le pidieron permiso al propietario y amigo, para que una de las jóvenes se quedara a dormir allí, dado que vivía muy lejos y no estaba en condiciones de manejarse por si sola. La llevaron a una de las habitaciones.
En la casa quedaron sólo tres personas: la joven, el dueño y Ayala, quien se acostó en un sillón del living.
Ya cuando se hizo de día, el propietario intentó despertarlo, pero como no reaccionaba lo dejó seguir. En tanto, entró al baño a darse una ducha.
Según refleja el expediente judicial, en ese momento Ayala subió a la habitación de la joven. Bajó el cierre de su pantalón, el de la mujer y la violó. Todo esto bajo el profundo sueño de la victima, tras los festejos del cumpleaños. Luego de cometer el hecho, el joven se quedó dormido a su lado.
Alrededor de las 11, se despertó exaltada al percibir evidencias de que había sido abusada por su “amigo” que estaba a su costado. “¿Qué hacés acá? ¿Qué hiciste? ¿Me violaste?”, le inquirió, a lo que Ayala le juró por sus hijos que no le había hecho nada.
Este salió corriendo de la habitación y de la vivienda, en medio de los gritos alterados de ella. Esto sorprendió al dueño de casa, quien tomaba mate en el living creyendo que el joven se había ido hacía horas. Semanas después, la joven confirmó que cursaba un embarazo producto del abuso.
Ella nunca consintió la relación sexual y menos pudo resistirse debido al estado de inconsciencia en el que se encontraba. Ella no tenía pareja al momento del hecho. Radicó una denuncia, la cual disparó una causa penal contra su agresor sexual. En diciembre de 2013, nació la niña.
Ya en la etapa de instrucción de la causa se pudo determinar a través de una pericia de ADN que la hija de la joven abusada era también hija de Ayala, confirmando a él como protagonista de lo ocurrido esa madrugada.
En la etapa de los alegatos, el fiscal ante el tribunal, el doctor Martín Alejandro Rau, pidió nueve años de prisión para el acusado. En tanto su defensa pidió la absolución.
Luego de retirarse a debatir la sentencia, los jueces Augusto Gregorio Busse, Eduardo D’Orsaneo y César Yaya, resolvieron condenar a Javier Antonio Ayala a la pena de siete años de prisión, al haberlo hallado responsable del delito de “abuso sexual con acceso carnal”.