Con la llegada de diciembre, nadie queda ajeno a la planificación de la recta final del año, en lo que hace a festejos familiares, grupos de amigos, egresados, clubes, empresas, etcétera, donde siempre, en mayor o menor medida, está presente el alcohol y donde, en consecuencia, se hace más vulnerable que nunca la normativa que regula la nocturnidad en cada lugar.
En el caso de Oberá, que cuenta con una ordenanza respectiva, el juez de Faltas municipal, Francisco Sá, quiere ir más allá de los códigos y apuesta a la responsabilidad de la ciudadanía.
En diálogo con la emisora local El Aire de Integración, expresó al respecto que “lo ideal sería que cada uno tome conciencia de la gravedad de los sucesos que devienen después de estas fiestas, no sólo por la conducción en estado de alcoholemia, sino por otros desmanes que nadie desea”.
“Si ingieren bebidas alcohólicas y luego deben manejar, hay que tener presente que la ciudad está creciendo, hay más cantidad de vehículos y las fiestas no terminan en la casa o en el predio donde se realizan, sino que después siguen en la vía pública”, ejemplificó.
En cuanto a las fiestas privadas, contó que “nos han planteado casos de eventos en domicilios, hasta qué número de invitados o agasajados, si se cobra entradas o no… Todo eso no está regulado, son cuestiones de hecho que nosotros, una vez que están las actuaciones por alguna denuncia, tratamos de encuadrar, porque obviamente todos tienen derecho a festejar un cumpleaños en su casa o un aniversario”, expuso.
Aclaró que una fiesta privada o los eventos familiares no tienen establecido un número de invitados máximo y que “hay que cuidar más que nada la generación de ruidos molestos”.
Pero “en el caso de que haya acceso al público y se cobre entradas ya es distinto y se necesita habilitación, control sobre los menores en cuanto al expendio de bebidas alcohólicas y se debe tomar recaudos con la seguridad, en cuanto a un plan de contingencia que el Municipio requerirá”.
El juez de Faltas explicó que no siempre están presentes en los operativos de control y “a veces es tarde porque nosotros llegamos después, las actuaciones llegan una vez que el hecho está consumado”.
Por eso “buscamos aconsejar, solicitando también la tolerancia de los vecinos, cuestión que estimó ha disminuido notablemente: antes las denuncias eran esporádicas y ahora son más frecuentes. Lo que se trata de hacer comprender al que va a organizar una fiesta es que hay unas normas que se tienen que respetar”.