Los padres del menor de 12 años que falleció horas después de recibir un disparo en la cabeza en su vivienda de barrio Cocomarola Oeste de esta ciudad, admitieron durante la indagatoria que todo se produjo por accidente, indicó un vocero del caso.
Tras permanecer detenidos cinco días, ya que el pasado viernes la Justicia dispuso su arresto para que no entorpezcan la investigación, los progenitores recuperaron ayer la libertad. Fue tras cumplimentarse la declaración indagatoria ante el juez de Instrucción 3 de esta capital, quien sigue la causa, Fernando Verón. Tras finalizar la medida judicial ambos fueron imputados por “homicidio culposo”.
En cuanto a la mecánica del hecho sucedido el pasado domingo 18 a la noche, se supo que la pareja coincidió en afirmar que al ver a su hijo con la pistola en la mano, el padre se abalanzó sobre él y ambos cayeron, y fue allí que se disparó, agregó la misma fuente.
El arma reglamentaria estaba guardada en el automóvil del progenitor, quien es suboficial y se desempeñaba en la comisaría Tercera de Posadas.
De esta manera se confirmaron las sospechas de los investigadores, quienes a través de las pericias notaron que algo no cerraba si se comparaban las improntas de sangre en la pared de la casa con la versión que dieron los testigos, en este caso los padres de la víctima.
Tal como adelantó PRIMERA EDICIÓN, los efectivos de la Policía Científica descubrieron manchas de sangre a unos 40 centímetros de altura, algo muy extraño si es que el chico se había disparado parado, como habrían dicho sus progenitores al principio de las pesquisas. De haber gatillado mientras estaba de pie y retrocediendo, como habrían referido en su momento, las manchas deberían haber quedado por encima de 1,50 metros, a criterio de los expertos en pericias.
El tercer testigo
Lo que nadie se esperaba y que fue dispuesto con buen criterio por el juez Verón, es que declare la hermana del chico fallecido, de 5 años, quien también fue testigo del hecho. Su relato en Cámara Gesell fue clave, teniendo en cuenta que aportó detalles como la discusión que mantuvieron sus padres antes de la inesperada reacción de su hermano. Luego los progenitores relataron que el entredicho de pareja fue por un mensaje que recibió él en su teléfono celular.
Al escuchar que discutían, el menor de 12 años fue en busca de la pistola de su padre, que estaba en el interior del automóvil estacionado afuera. Nunca quedará en claro si el chico quería quitarse la vida o simplemente intimidar a sus progenitores para que dejaran de discutir.
Lo cierto es que al ver que su hijo tenía el arma en la mano, el suboficial se abalanzó sobre él y al caer ambos se produjo la detonación, tal como surgió de la indagatoria. La causa aún tiene numerosos resultados de pericias pendientes y medidas que podrían ordenarse en las próximas horas.
En cuanto a quien manipuló el arma al momento de ser disparada, se supo que si bien la prueba de parafina dio negativo en los padres, se aguarda la absorción atómica, una pericia química que tiene un indudable grado de certeza. Mientras tanto, los ahora imputados seguirán en libertad, supeditados a la causa.