Más de cuatro meses después, la investigación por la muerte de Franco Emanuel Sotelo (24) parece encaminarse hacia un cierre. En las últimas horas finalmente declaró el chofer que dirigía el camión bajo el cual murió el prófugo buscado por violación. Ese testigo clave ratificó que el sospechoso se le arrojó enfrente de sorpresa y que no le dio tiempo siquiera para frenar.
Esa declaración ratificó la teoría que aparece reflejada en el expediente en base al testimonio de testigos. Todo apunta, en ese sentido, a que el joven se habría quitado la vida para evitar ser arrestado por el cúmulo de efectivos de la Policía provincial que lo buscaron durante varios días en la desembocadura del arroyo Garupá, al sur del Gran Posadas.
Según pudo saber PRIMERA EDICIÓN, tras abstenerse de declarar en el primer llamado a indagatoria, el camionero obereño finalmente pidió una ampliación y brindó su versión de los hechos ante el magistrado Marcelo Cardozo, titular del Juzgado de Instrucción 1 y al frente de la pesquisa.
Entre otros detalles, el chofer indicó que aquella tarde del martes 17 de abril regresaba a Oberá al mando del camión Iveco de la empresa de logística para la cual trabajaba. Circulaba por la autovía de la ruta nacional 12 cuando, de manera imprevista, Sotelo salió al encuentro del rodado y se arrojó a su camino. Aseguró que no tuvo tiempo de frenar y que recién pudo hacerlo varios metros más adelante.
El camionero fue demorado apenas algunas horas y liberado tras ser imputado por “homicidio culposo”. No obstante, ante esta declaración, coincidente con el testimonio de testigos, podría ser sobreseído definitivamente en las próximas semanas.
Tal lo informado en su momento, el resultado de la autopsia realizada a Sotelo confirmó que murió por estallido de cráneo, producto de la colisión con el transporte carga. No tenía ningún otro hueso roto.
Con respecto a los dos orificios encontrados por sus familiares cuando lo velaban, lo que derivó en una escandalosa segunda autopsia en la Morgue Judicial de Posadas, se supo que uno de ellos efectivamente se correspondió con un disparo calibre 22 milímetros.
Sin embargo, pese a que en un primer momento varios vecinos de Garupá y la zona aseguraron a través de las redes sociales que habían visto a policías dispararle a Sotelo en plena fuga, los mismos testigos declararon lo contrario o directamente desmintieron en sede judicial esas primeras versiones.
Saber quién fue el autor de ese disparo, considerado relativamente reciente a la muerte del joven, es hasta el momento un misterio. De todas maneras, para los médicos ese balazo no le hubiere provocado la muerte al prófugo.
Por otra parte, sobre el orificio encontrado en uno de los brazos de Sotelo, las autoridades consideran prácticamente descartado que se haya tratado de un segundo disparo. Sucede que el orificio de entrada es de tamaño mayor al de salida, rastros totalmente contrarios a los que suele dejar el ingreso de un proyectil al cuerpo humano. Los investigadores apuntan a que esa lesión pudo haber sido provocada por algún hierro o caño del propio camión que embistió al acusado.
Sotelo era buscado desde el sábado 14 de abril, acusado de ser quien al mando de un VW Gol blanco secuestró y violó a una niña de 7 años en Pozo Azul tras golpear a su hermana, de 12. Los pesquisas creen que el sospechoso escapó luego hacia Posadas y se refugió en el barrio Los Kiris, donde habría recibido mensajes de un efectivo policial de la Primera -posteriormente detenido- alertándole sobre un operativo para proceder a su detención.
El joven logró escapar de los policías justo a tiempo y se refugió en una zona de espesa vegetación lindante al arroyo Garupá, hasta que aquel 17 de abril finalmente fue descubierto y, en un nuevo intento de fuga, murió bajo las ruedas del mencionado camión.
En el Juzgado de San Vicente, donde se instruye la causa por la violación de la niña, se aguarda aún por los resultados de los cotejos genéticos. Sin embargo, las dos víctimas apuntaron directamente a Sotelo en Cámara Gesell, tal como PRIMERA EDICIÓN anticipó hace dos meses: la pequeña directamente entró en crisis al ver su fotografía, mientras que la mayor lo señaló como el autor del secuestro y abuso de su hermana más pequeña en aquella mañana de sábado que tristemente marcó a ambas de por vida.