POSADAS. Los estafadores utilizan cualquier disfraz para hacerse del dinero de sus víctimas. Desde vendedores de motos hasta representantes de multinacionales. Y también, gestores de casas de crédito dispuestos a todo para “facilitarle” el trámite al cliente, como los últimos casos que investiga la Justicia misionera en Puerto Iguazú.Horas atrás, autoridades judiciales de esa localidad detuvieron a un hombre acusado de llevar a cabo estas prácticas delictivas haciéndose pasar por representante de una firma crediticia, ardid por el que ya se radicaron cuatro denuncias en la zona.Una de las estafas llega a los 20 mil pesos, aunque las fuentes aseguran que entre las cuatro superarían fácilmente los 40 mil. Por eso, junto con la detención del sospechoso se llevó a cabo un allanamiento en el que se incautaron importantes elementos que ya tiene en su poder el magistrado Juan Pablo Fernández Rissi, al frente del Juzgado de Instrucción 3 de la Tercera Circunscripción Judicial.Falsos gestoresLa investigación se inició semanas atrás con la denuncia de una de las víctimas, que aseguraba que había sido engañada en su buena fe. En principio se trataba de ese único caso, pero en pocos días otros tres vecinos de Puerto Iguazú denunciaron hechos similares, por lo que enseguida los detectives iniciaron la búsqueda de los estafadores que se encontraban detrás del “timo”.Fuentes cercanas a la causa le detallaron a PRIMERA EDICIÓN el “modus operandi” mediante el cual los estafadores lograron hacerse de una importante suma de dinero.Según relataron las propias víctimas, los embaucadores recorrían los barrios haciéndose pasar como promotores de una conocida casa de créditos con alcance en varias localidades de la provincia e incluso del país.La riqueza de palabras -virtud imprescindible para delincuentes de este tipo- y la utilización de elementos identificatorios de la presunta firma crediticia conformaron el cóctel que las cuatro víctimas bebieron sin sospechar nada.Una vez que el desprevenido vecino aceptaba la “gestión”, el falso gestor le requería toda una serie de documentaciones personales para que el trámite llegue a buen puerto, de manera inmediata y desde su propia casa.Con los papeles necesarios, los estafadores agradecían la confianza depositada y se despedían con una sonrisa, bajo promesa de regresar en poco tiempo con la diligencia concluída y el efectivo depositado en alguna cuenta bancaria.La primera sorpresa ingrata que se llevaban las víctimas ocurría días después, cuando por vía telefónica los “gestores” avisaban que habían surgido problemas en el trámite y que necesitaban otros datos. Con esa nueva información, aseguraban que el efectivo estaría en manos del cliente “en lo que canta un gallo”.Claro está, el plumífero cantó varias veces, pero la plata no apareció. Al contrario, lo que sí llegó a casa de las víctimas fue la factura para pagar la primera cuota del préstamo. Recién entonces comprendieron que habían sido vilmente engañados.Mediante las denuncias se conoció que una de las víctimas fue embaucada nada más y nada menos que por 20 mil pesos, cifra que debe comenzar a abonar en cuotas a la prestamista. En los otros casos, el número oscila entre los 8 mil y los 10 mil pesos.Luego del trabajo de los investigadores y mediante datos certeros, el juez Fernández Rissi ordenó una serie de allanamientos en el transcurso de la última semana.En medio de esos procedimientos la Policía detuvo a un hombre de mediana edad, quien tendría vinculación con la banda de estafadores que opera en Puerto Iguazú. En su vivienda se secuestró una importante cantidad de papeles y documentaciones que guardarían relaciones con los hechos.De todas maneras, los investigadores coinciden en que la mecánica de este tipo de delitos no funciona gracias a una sola persona. Por ello, en las últimas horas las autoridades buscaban dar con el resto de los implicados en la banda de estafadores, esos que siempre están al acecho.





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