OBERÁ. Ningún artilugio discursivo iba a servirle. Ninguna figura retórica le permitiría librarse de la Justicia. Se lo veía venir y, consciente de eso, Luciano Méndez (52) confesó haber estafado a 16 vecinos de Aristóbulo del Valle y Colonia Alberdi y accedió a un juicio abreviado, por el que fue condenado a purgar una pena de seis años de prisión efectiva.El “mago” -como comenzó a hacerse conocido en el ámbito policial a raíz de sus trucos lingüísticos que le permitieron embaucar a tantas víctimas- cumplirá de esta manera su cuarta condena en poco más de diez años, un registro verdaderamente inusual y con escasos antecedentes en el fuero penal provincial y hasta nacional.Lo hará en una celda de la Unidad Penal III del Servicio Penitenciario Provincial, en Eldorado, donde debió ser trasladado a principios de año luego de estafar a sus compañeros de reclusión en la UP-II de Oberá, que pedían su cabeza.Quienes lo conocen dicen que casi nadie puede resistirse a su poder de convencimiento. Y que en sus redes cayeron desde políticos hasta médicos e incluso una vecina de General Alvear a la que prometió catapultar a la intendencia del pueblo. Es una historia de película: la de un hombre que ya se convirtió en leyenda del mundillo delictivo misionero.A prisiónLos antecedentes de Méndez ante la Justicia se inician en 2001, cuando el mismo Tribunal Penal 1 de Oberá lo condenó a cinco años y dos meses por catorce hechos de estafa en concurso real.Beneficiado por los regímenes carcelarios, cumplió parte de esa condena, pero para mayo de 2005 volvió a ser enjuiciado, esta vez en el TP 2 de Posadas. Fue condenado a tres años, también por estafas.Todavía cumplía esa pena cuando volvió a ser juzgado en el mismo recinto, en abril del año siguiente, por “vender” casas del Iprodha en Itaembé Miní. Otra pena, ahora, de tres años y seis meses.De nuevo en libertad, no pudo con su instinto y en 2010 volvió al ruedo. Recorrió varias chacras de Aristóbulo del Valle y Colonia Alberdi y se hizo con cerca de 75 mil pesos.A sus víctimas les aseguraba que era agente de la AFIP-Aduana y que podía conseguirles vehículos en depósito judicial a bajo precio y sin necesidad de ofertar en los tradicionales remates judiciales. Claro, necesitaba un “anticipo” para el siempre molesto “papeleo”.Así fue como a un vecino le sacó 19 mil pesos por una Ford Ranger o 3 mil a otro por una moto. Los casos se multiplicaron y llegaron a contabilizarse 16, todos con un mismo final: plata en mano, el mago realizaba uno de sus mejores trucos y se esfumaba.Ante la avalancha de denuncias, se inició una investigación policial que arrojó resultados positivos con la detención del hombre. La instrucción confirmó las sospechas y el caso fue elevado a juicio.El debate debía comenzar el pasado 16 de octubre, pero se postergó porque a último momento Méndez decidió cambiar de abogado defensor. Lo hizo tres veces durante el proceso, pocos saben por qué, aunque el rumor indica que los letrados también cayeron en la dulzura de sus palabras.La semana pasada apareció en el tribunal obereño apoyado en dos muletas, afirmando haber sufrido problemas de salud. Fue derecho a la fiscalía y confesó ser el autor de las estafas. Desde el Ministerio Público Fiscal le ofrecieron seis años. La defensa aceptó sin resguardo, a sabiendas de que ir a juicio podría ser una decisión poco beneficiosa.De inmediato, los penitenciarios lo trasladaron de nuevo a Eldorado. El “mago” se sentó en la parte de atrás, en silencio. Esta vez, no tenía ganas de hablar.





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