WASHINGTON, Estados Unidos (El País). Mientras se van conociendo nuevos datos que apuntan hacia la existencia de una segunda mujer en el entorno amoroso del general David Petraeus, se van acumulando también presiones para que el exdirector de la CIA declare esta semana ante el Congreso sobre el ataque de Bengasi, incluso después de haber renunciado a su cargo tras confesar una relación extramatrimonial.Congresistas de ambos partidos están considerando la posibilidad de citar a declarar a Petraeus como ciudadano privado en posesión de información relevante para el esclarecimiento del caso que se investiga en el Capitolio: qué sucedió exactamente el 11 de septiembre pasado y en qué circunstancias murieron cuatro norteamericanos, incluido el embajador en Libia, Christopher Stevens. Sobre este asunto, que al principio parecía una espontánea oleada de furia por el video contra Mahoma y que después se interpretó como un ataque planificado, se ha ido extendiendo un manto de confusión que empieza a ser sospechoso.Varios republicanos de menor influencia en la Cámara de Representantes se habían ya pronunciado en los últimos días a favor de la comparecencia de Petraeus, que no está obligado legalmente a testificar una vez cedidas sus responsabilidades en la CIA.Los riesgos del casoLa dimisión del director de la CIA, el general David Petraeus, una de esas historias en las que el drama personal, el interés nacional y el morbo popular se confunden peligrosamente, ha dejado suficientes puntos oscuros como para provocar en los próximos días repercusiones políticas de imprevisibles consecuencias. La renuncia se produjo al hilo de una investigación del FBI sobre una brecha en la seguridad del jefe del espionaje, y en un momento muy delicado del calendario electoral.El caso, por lo que hasta ahora se conoce oficialmente, no es más que la decisión de un hombre (por lo demás, un militar de inmaculado historial y gran reputación) que cree que su vida sentimental le impide seguir desarrollando eficazmente su trabajo. El jefe de la CIA confesó en su carta de dimisión que había tenido una relación extramatrimonial, y no ha negado después la información de que su amante era Paula Broadwell, con la que compartió tiempo durante los dos años en los que ésta trabajó en su biografía, “All In: The Education of General David Petraeus”.Ella se ha referido públicamente a Petraeus como “mi mentor”, y no ha ocultado su admiración por él. “He conocido su lado más personal”, confesó Broadwell.Las comprometidas preguntas de quién supo qué y cuándo, las que pueden generar una crisis.El caso Petraeus tiene, al menos, tres ángulos polémicos: el anuncio de su renuncia pocos días antes de que debiera comparecer ante el Congreso para aclarar el ataque contra el consulado norteamericano en Bengasi (Libia), la revelación de este episodio solo tres días después de la celebración de las elecciones presidenciales y el riesgo de que se haya producido una filtración de secretos de Estado.





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