POSADAS. El Indec informó el anticipo de los resultados del Estimador Mensual Industrial (EMI) correspondiente a setiembre de 2012. Señaló que en dicho mes la actividad fabril habría caído un 4,4% respecto a igual mes del año anterior. De esta forma, se acumula el sexto mes consecutivo de reducción de la actividad industrial dado que las tasas negativas se están presentando desde abril de este año. Esto implica que, entre abril y setiembre, o sea el período que corresponde al segundo y tercer trimestre, la actividad industrial se contrajo 2,9%. Así, las evidencias van confirmando que 2012 será un año de fuerte desaceleración de la actividad económica, según consideró el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa) en su último informe, difundido el 28 de octubre.El estudio remarca que el Gobierno pone énfasis en que la retracción de la actividad industrial es fruto de la crisis que sufren los países desarrollados. Esto tiene sustento solamente en el caso de Brasil, cuya actividad industrial también viene cayendo: bajó un 3,6% entre abril y agosto (último dato disponible). Pero en el resto de los principales países de la región el panorama es diferente. Según los institutos de estadísticas de esos países, se observa, entre abril y agosto de este año, la siguiente dinámica: en Uruguay, la actividad industrial creció un 5,1%; en Chile el sector manufacturero se expandió un 2%; en Perú el aumento en la producción industrial fue de 1,8%.Esto sugiere que el desempeño industrial de Brasil y Argentina no constituye un fenómeno diseminado a nivel regional y, por lo tanto, serían principalmente factores internos los que subyacen en la involución de la actividad industrial de ambos países.Tanto Brasil como Argentina sufren severas pérdidas de competitividad. En ambos países son cada vez más intensas y frecuentes las críticas de los sectores productivos sobre los elevados costos de la energía industrial; el mal estado de la infraestructura de puertos, vías ferroviarias y caminos; la compleja y distorsiva carga impositiva y los altos costos laborales.Además de las opiniones, la pérdida de competitividad está documentada por mediciones internacionales. Según la publicación Doing Business del Banco Mundial, que presenta un ranking de competitividad económica de 185 países, entre los años 2005 y 2012 Brasil bajó del puesto 119° al 130° y Argentina desde el puesto 77° al 124°. Chile también perdió posiciones, pero del puesto 25° al 37°, y Perú subió del 71° al 43°, mientras que Uruguay se mantuvo entre 85° y 89°.El Idesa sostiene que “la baja competitividad de Argentina fue originalmente disimulada por la mega devaluación del año 2002 y posteriormente por la dinámica económica de Brasil”. En tanto que el país vecino “es destacado, en el concierto mundial, por su tamaño y sus reservas de recursos naturales. Esto atrajo una masiva entrada de capitales que generó una apreciación de su moneda sin precedentes. Tal situación permitió transitoriamente disimular la precaria competitividad de Argentina, pero en 2012 las deficiencias institucionales y de infraestructura de los dos países se exteriorizan en el estancamiento industrial de ambos”.“La situación de Brasil insinúa que del estancamiento argentino no se saldrá con nuevas apreciaciones del real brasileño. Tampoco hay que esperar mucho de la posible resolución de la crisis de los países desarrollados, ya que esto tiene poca influencia sobre Argentina”, señala el informe y agrega que: “La clave para sostener el crecimiento con equidad es revertir el intervencionismo exacerbado e irracional del Estado y avanzar en una agenda seria de planes que apunten a superar las deficiencias de infraestructura y de servicios básicos y a mejorar la calidad institucional incentivando, por esta vía, la inversión y la generación de empleos productivos”.90 mil nuevos desempleados ocultosPara el Idesa la desaceleración de la actividad económica causó un efecto importante en el mercado laboral. No trajo aparejado aumentos en el desempleo abierto; pero sí causó que un importante número de personas que antes buscaban empleo ya no lo hagan, es decir que se retiraron del mercado laboral por las pocas posibilidades que observan de encontrar trabajo.La cifra de ciudadanos en esta situación asciende a 90 mil, de acuerdo a cálculos del Instituto.“La bonanza económica permitió disimular los problemas, pero apenas el crecimiento se morigera vuelven a emerger las consecuencias sociales de la baja formación de gran parte de la población adulta y de las deficientes regulaciones laborales” se describe en el informe.Un ejemplo cercano es el de Chaco, donde recientemente se hizo conocido que el desempleo abierto es casi inexistente, pero masivo el desempleo “oculto”. Aunque no al nivel extremo de Chaco, el fenómeno se presenta en todo el país. Según datos oficiales del Indec correspondientes a los primeros semestres del año 2011 y 2012, se observa que: la tasa de desempleo cayó en el período analizado desde 7,4 a 7,2%; pero la tasa de participación, o sea la proporción de gente que trabaja o busca activamente un trabajo, también bajó del 46,2 al 45,9%. Quiere decir que hay menos habitantes buscando empleo.Como conclusión se indica que “si la tasa de participación no hubiera bajado, la tasa de desempleo habría sido de 7,9% en lugar del 7,2% observado”.Estos datos oficiales muestran que la tasa de desempleo abierto disminuyó el último año a raíz de que mucha gente ha dejado de buscar activamente un trabajo. Se trata de aproximadamente 90 mil personas que han dejado de buscar un empleo. Aunque los motivos pueden ser variados, el principal factor asociado seguramente es la desaceleración de los niveles de actividad económica.Para los autores de la investigación, este crecimiento del desempleo “oculto” es el reflejo de problemas estructurales del mercado de trabajo. La bonanza económica pudo disimularlos, pero lejos de haber sido resueltos se vienen profundizando.Como conclusión se remarca que: “Por un lado, a causa de los bajos niveles de formación de la población en edad activa, asociados a los crecientes fracasos del sistema educativo: alta deserción temprana de los jóvenes y un bajísimo nivel de acumulación de conocimiento condicionan severamente la empleabilidad de las personas. Por el otro, por un sistema impositivo y una legislación laboral que penalizan la creación de empleo. Finalment
e, por programas asistenciales que no inducen a que las personas en edad de trabajar sean artífices de su progreso individual y familiar a partir de su propio esfuerzo”.“Para aumentar la participación laboral se necesitan políticas de activación laboral. El camino para que una mayor proporción de adultos se incorporen a una actividad producitiva es reconstruir el sistema educativo para brindar educación y formación para el trabajo de calidad y abordar el desafiante desafío de contar con normas impositivas y una legislación laboral más amigable con la creación de empleo. Por el contrario, si ante el deterioro social se redobla la apuesta a favor del asistencialismo, en el mejor de los casos se morigerará la miseria, pero se potenciará el atraso porque se seguirá induciendo menor participación laboral”, culmina el informe del Idesa. Menor actividad, balanza a favorLa balanza comercial con Brasil volvió en octubre a ser superavitaria después de más de tres años, debido a que las importaciones desde el país vecino cayeron 18,4% interanual y las exportaciones aumentaron un 8,8%. El saldo positivo para Argentina, de 40 millones de dólares, fue el primero registrado en el comercio bilateral desde junio de 2009. Así se desprende de datos oficiales provistos por la administración de Dilma Rousseff.Las compras a Brasil mermaron por la menor actividad económica y las barreras a las importaciones, según analizó la consultora Abeceb.com.“La caída se explica por el impacto negativo de las restricciones a la importación y por una menor demanda interna. En el segundo y tercer trimestre del corriente año se registraron caídas en todos los niveles de actividad industrial local”, indicó la firma que dirige el ex secretario de Industria Dante Sica. Las ventas al principal socio comercial totalizan en el año 13.269 millones de dólares, unos 650 millones menos que en los primeros diez meses de 2011, o un 4,7% menos.





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