POSADAS. La evidencia en contra de Juan Orbino (25) no deja lugar a dudas. Ante el conjunto de certezas, la Justicia misionera lo procesó en las últimas horas como autor del aberrante triple homicidio de su pareja y los dos hijos de la mujer, en el caso que trascendió a mediados de septiembre pasado y que se conoce como el triple crimen de Yacyretá.Así lo confirmaron fuentes de la investigación a PRIMERA EDICIÓN, quienes aseguraron que el procesamiento fue firmado en las últimas horas por el magistrado Ricardo Balor, al frente del Juzgado de Instrucción 6 de la Primera Circunscripción Judicial, y que la notificación a las partes se llevó a cabo durante la mañana de ayer.Ante esta situación, la causa quedó rápidamente a pocos pasos de ser elevada a juicio oral y público, donde Orbino comparecerá entonces por los hechos que se le imputan.EnsañamientoLa serie de pruebas recolectadas por Balor y su equipo de trabajo resultó determinante para que el joven sea procesado prácticamente en tiempo récord.Si bien el detenido se abstuvo de declarar ante la Justicia, uno de los elementos de mayor fuerza tiene que ver con la confesión que le hizo a los guardias de la comisaría seccional Sexta cuando llegó a la dependencia, cerca de las 15 del pasado lunes 17 de septiembre.“Vengo a entregarme porque maté a mi mujer con el hacha. Después maté a sus hijos”, le dijo con frialdad el joven a los efectivos policiales, según consta en el expediente. Luego entregó las llaves de la casa y, ya esposado, esperó en el patrullero mientras los uniformados desenterraban la verdad en la habitación.Como se sabría luego, Orbino no mentía. Había transformado la vivienda de la calle 66 casi avenida 115 en la casa del terror.Apenas ingresaron, los policías encontraron “atadas” en sabanas y colchas las pertenencias del detenido, listo para llevarlas en una presunta fuga que se frustró ante el peso de la conciencia.Sin embargo, la escena terrorífica estaba debajo de la cama. La “carpeta” estaba hinchada y, una vez que Balor llegó a la escena, los uniformados comenzaron a remover la tierra. La peor sospecha se develó una vez que ese bulto gris que emergía poco a poco se fue transformando en el cuerpo de Mauricio (10). Después aparecieron los cadáveres de Betiana (14) y de María Fleitas (47).Surge de la investigación que Orbino habría matado primero a la mujer, a quien además le seccionó los cuatro miembros con un hacha, a la altura de las articulaciones, quizás para que el cadáver cupiera en el pozo.Horas después del crimen, peritos de Criminalística realizaron las pruebas de luminol, que arrojaron un resultado contundente: la matanza fue en la habitación de ella, donde se encontraron manchas de sangre en toda la pared y en el piso. El imputado se había tomado el trabajo de limpiar la escena con un trapo.Enseguida comenzaron a surgir versiones sobre los motivos del crimen. Primero se dijo que todo había ocurrido luego de una pelea entre la pareja, inmersa en una confusa relación: se supo que Fleitas era, al principio, pareja del padre de Orbino, pero luego este abandonó la casa y el detenido inició una relación amorosa con la ex de su progenitor.Entre las múltiples hipótesis que todavía circulan, adquiere mayor fuerza la que indica que la masacre se habría desatado debido a que el imputado quería recuperar la casa para venderla a 15 mil pesos.Los vecinos no tardaron en abonar esa teoría y en el barrio se dijo que la mujer era víctima de violencia de género y que hasta había realizado varias exposiciones ante la Policía, cuestión que fue negada desde la fuerza.En la zona también hubo temor de que a Orbino se lo declare inimputable y “termine libre”, como dijeron vecinos. Eso no es posible: para la Justicia, sabía lo que hacía.





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