POSADAS. Cuando uno llega a una avanzada edad con hábitos consolidados, es muy difícil cambiar. Sin embargo, los especialistas que participaron ayer de los festejos por Día Mundial de la Alimentación consideraron que es necesario hacerlo para tener una mejor calidad de vida. “Las personas adultas acuden al especialista cuando tienen un problema nutricional, que puede ser por una enfermedad crónica no trasmisible como obesidad, presión alta, que es todo consecuencia de la mala alimentación”, indicó la licenciada en Nutrición María Ester Zadorosne, quien además es titular del Colegio de Nutrición y estuvo a cargo de la jornada saludable. La especialista agregó que “la labor del nutricionista es amplia, puede participar como equipo interdisciplinario en investigación, en lo académico, en lo referente a técnicas aplicadas a la dieto- terapia”. La alimentación en la tercera edadLa jornada se caracterizó porque la idea principal fue la de fomentar hábitos saludables a todos los grupos etareos, pero pusieron mayor énfasis en los sectores como la niñez y los adultos. Sobre estos últimos, PRIMERA EDICIÓN también dialogó con la licenciada Gabriela Reyna Allan, quien indicó que “hay que desmitificar algunas cuestiones con respecto al abuelo, ellos como todos deben realizar cuatro comidas diarias, acorde a las posibilidades. También hay que desmitificar a las sopas o el tema de hervir los huesos que es una costumbre muy nuestra y eso no alimenta porque si la sopa tiene un pedacito de carne es mejor o incluso en muchas casas se toma un té sin nada extra y eso tampoco es bueno porque hay que comer unas galletitas, un pedazo de queso o mermeladas”.“En los adultos hay que tener en cuenta las patologías que se presentan durante esa edad, reducir la sal, las grasas y adecuar la alimentación a cada uno. Es muy complicado explicarle a los abuelos que lo que estuvieron comiendo por más de sesenta años hoy no lo puede hacer más, o está mal”, aseguró la licenciada, quien agregó que “a esa edad hay que empezar a tener conciencia de que hay que cambiar algunos hábitos para prolongar la vida”. Si bien no hay fórmulas mágicas, todos los especialistas recomendaron sumar actividad física a la alimentación saludable: “El principal motor es comer bien y sano, pero también hay que hacer deportes varios días a la semana, para que el cuerpo comience a acostumbrarse. Además, cuando uno quiere cambiar los hábitos alimenticios empiezan los trastornos y la actividad sirve para despejar la mente”, indicó una de las estudiantes de la carrera de Nutrición de una facultad privada, que también participó del evento y que regaló a los transeúntes frutas de estación, ya sea en rodajas o enteras”.Aprovechar las huertas y chacrasPor otra parte, la licenciada Angélica Emategui, que también estuvo en la plaza 9 de Julio en compañía con sus alumnos de la Universidad Gastón Dachary, opinó: “Los misioneros tenemos que aprovechar las verduras y frutas que tenemos en nuestras chacras, son diversas las posibilidades de consumir alimentos más frescos y no los envasados”. Además, comentó que un “buen tips para cambiar nuestros hábitos alimenticios sin hacer mucho es incentivar a los más chicos a, por ejemplo, tomar tereré con jugos naturales y no comprar los sobres. Es más económico y sano”. “Hay culturas que usan mucho las semillas (sésamo, amapola, chía, etc…), porque para ellos es muy importante su consumo para aportar nutrientes. Lo ideal es que si uno se anima a probar que sea constante y no temporal, es decir, que las incorpore a las comidas de todos los días”, cerró Emategui. Semillas, nueva tendenciaLa licenciada Reyna Allan se refirió a las nuevas tendencias alimenticias y resaltó que “se está viendo hace rato, pero aún es un grupo selecto, el mayor consumo de semillas, como amaranto, chía, amapola, lino, incluso ya hay en los comercios de la provincia galletitas y panes con estos alimentos, que tienen muy buen aporte de nutrientes y que no están en el consumo habitual de las personas de nuestro país y mucho menos en la provincia”. “Hay que modificar algunas cuestiones básicas de toda la vida, como por ejemplo no empezar el guiso de todos los días con el aceite caliente de entrada, sino ponerlo a último momento, para que el cuerpo tome todos los nutrientes de ese alimento en frío y no modificado, como ocurre cada vez que lo calentamos, esto ya es un síntoma que se puede mejorar en cada familia”, manifestó la nutricionista, quien se mostró conforme porque, según dijo: “Cada vez se ven más cambios saludables en la comida familiar de todos los días”.Los más pequeños también fueron parte de la jornada, para ellos hubo juegos especiales con alimentos para enseñarles a comer.





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