POSADAS. Un importante espacio de intercambio de experiencias educativas entre estudiantes de los institutos de formación docente (IFD) y de los profesorados de la Universidad Nacional de Misiones tuvo lugar del 27 al 29 de septiembre en la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales (FHyCS). Participaron varias decenas de estudiantes y docentes de toda la provincia. En medio de talleres, paneles y mesas de debates, las conferencias en el aula del cuarto piso de este edificio repasaron diferentes cuestiones referidas al quehacer del docente que forma formadores y de los futuros docentes que, una vez recibidos, pasarán a ejercer la docencia en el nivel secundario, terciario o universitario de la provincia.Derrumbando mitosEl licenciado Jorge Steiman, director de Gestión Universitaria de la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU), revisó las prácticas de la docencia en el nivel universitario y propuso algunos desafíos.Señaló que la práctica docente está determinada por las tradiciones. “En la tradición academicista se reivindican como únicos atributos de la docencia, la ilustración -el saber- y el talento natural”, indicó destacando que “esta tradición hace que actuemos priorizando el dominio del tema a transmitir, el contenido, sin pensar tanto en el cómo enseñarlo. De allí que muchos docentes universitarios consideren la formación pedagógica como superficial e incluso que obstaculiza su práctica”.Al respecto, Steiman señaló cuatro “mitos sustanciales” de la práctica docente, los cuales fueron detectados tras una investigación realizada entre 2006 y 2008 con profesionales universitarios.“Los mitos son cierto tipo de creencias que se refiere a hechos o prácticas, que según el mito, siempre han sucedido así pero que no son pasibles de ser objetivadas. Estas creencias se aceptan como verdadero y funcionan como sistema de representación simbólica”, indicó.A continuación enumeró los mitos identificados: “‘El mito del puro saber’ consiste en que como docentes creemos que el dominio del saber profesional es suficiente y lo único indispensable para dar clase. En consecuencia hay una tendencia a que dar la clase se imponga por sobre el pensar la clase; a que la lógica de pensamiento propia de las disciplina en que el docente se especializa, se imponga por sobre la lógica del pensamiento propio de la docencia”. En cuanto al segundo mito, señaló el de la ‘sana predisposición’. “Consiste en esta percepción que tenemos de los alumnos como naturalmente predispuestos a aprender ‘sanamente’ sin más. Esto se asienta a su vez sobre dos submitos: por un lado entendemos que nadie los obligó a cursar la carrera y que ellos la eligieron; por otro lado, como es adulto, consideramos que ‘está completito’, que su pensamiento hipotético-deductivo está desarrollado y que su autonomía moral está instalada”. Como consecuencia de esta percepción, el docente tiende a considerar que el alumno universitario reúne todas las condiciones para aprender, con lo que no es necesario que el docente busque estrategias pedagógicas o motivadoras para desarrollar la clase. “Este mito hace que tengamos una tendencia a homogeneizar algo que es heterogéneo y percibir a todos los alumnos como un “uno”, en lugar de considerar que cada uno de los estudiantes tiene diferencias sustantivas, experiencias de vida, laborales, etcétera, distintas”, agregó el licenciado.En relación al tercer mito, señaló el denominado “tirar basura para atrás”. “Es cuando el docente sostiene que las falencias académicas no son su responsabilidad. Aquí los docentes consideran que ‘el problema es el secundario, porque forma mal, o de la persona’. Y en cada nivel educativo se tira la culpa para atrás”, dijo.Como cuarto mito señaló el de la “autosuficiencia de la clase”, por el cual el docente concibe que la clase se valida con un criterio de verdad en sí misma. “Tendemos a concebir la clase como lo más importante en términos de material de estudio. Nos preocupa más que el estudiante falte a clase como que no lea y aquí creo que tendríamos que revisar dónde ponemos los acentos”, señaló Steiman. “Este mito también genera tendencia de que sea más importante el apunte de clase al día que la bibliografía. Entonces, a pesar que le decimos que no estudie de los apuntes, por otro lado estamos validando que le dé más importancia a los apuntes de clase que a los textos”.





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