POSADAS. El luminol es una prueba de certeza que reacciona solamente ante el compuesto de sangre humana. El martes, a las 20.30, se realizó una pericia de esas características en la casa donde mataron a María Fleitas (47) y a sus hijos Betiana (14) y Mauricio (10). La misma no dejó margen a dudas: el triple homicidio fue una verdadera masacre. El reactivo encontró manchas de sangre en cada rincón de la construcción, incluso en el baño y en la cocina.Además, dejó al descubierto una maniobra planificada al detalle por el asesino para lograr impunidad: limpió los charcos de sangre con un lampazo.El luminol detectó las huellas que dejó el trapo en el piso, “similares al efecto de un limpiaparabrisas en vidrio de un automóvil”, ejemplificó una fuente consultada por PRIMERA EDICIÓN.La pericia detectó manchas en cada dependencia de la casa ubicada en calle 66, a treinta metros de la intersección con la avenida 115, pero sobre todo en la habitación donde fueron enterrados los cuerpos.Los investigadores creen que esa circunstancia obedece a que, en ese cuarto, fueron seccionados los cadáveres para que cupieran en la fosa que el homicida cavó debajo de una cama.Una secuencia potencial de cómo ocurrieron los crímenes estableció que la primera en morir habría sido María Fleitas, luego su hija Betiana y por último, el nene de diez años, medio hermano, de parte de padre, del criminal.De acuerdo con los datos que pudo colectar este diario, después de los asesinatos y de limpiar la casa con un lampazo, el asesino intentó quemar un colchón en el baño de la vivienda, supuestamente para hacer desaparecer las manchas de sangre que quedaron impregnadas en él.Al parecer, la gran humareda que provocó el poliuretano lo obligó a desistir de esa idea dentro de la vivienda. Terminó el trabajo en el patio posterior.Todas estas acciones, la de limpiar las manchas de sangre y de quemar colchones, quedaron al descubierto con la pericia realizada el martes en La casa del horror. Y sobre todo, la conducta de un hombre que planificó un hecho atroz e intentó lograr impunidad. Quizás, el peso de la culpa fue mucho para él y decidió entregarse a las autoridades.Para esta semana estaba previsto el inicio de una serie de estudios psiquiátricos al único detenido en la causa. No tanto para saber si está en sus cabales o no, sino para intentar determinar que lo pudo llevar a cometer un episodio tan atroz como inhumano.





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