POSADAS. La saña fue mucha. Quedó grabada en los cuatro puntazos que la Policía encontró en el cuerpo de Elizabeth Chamorro (27). El cadáver estaba al costado de una vertiente en el barrio Los Patitos de Posadas, cerca del autódromo.Fue el 14 de febrero de 2011, paradójicamente en el día de los enamorados. Un año y medio después la Justicia misionera condenó en juicio abreviado a Julio Dávalos (30), pareja de la víctima y autor confeso del sangriento episodio, quien deberá cumplir 25 años en prisión.La dura pena fue confirmada en los últimos días por el Tribunal Penal 1 de Posadas, después del acuerdo al que llegaron la fiscalía y la defensa del imputado, quien no soportó el peso de su conciencia y se entregó horas después del crimen.Amor y muerteLa trágica historia tuvo su capítulo final en la tarde de aquel 14 de febrero en el populoso Los Patitos, en la zona de San Isidro, al sur de la capital provincial.Cerca de las 17, Chamorro llegó a la vivienda que días antes compartía con Dávalos y los cinco hijos que habían nacido producto de la relación.Según trascendió desde un primer momento, hacía varios meses que la pareja se escontraba inmersa en problemas e incluso Dávalos se había tornado violento. De lo verbal pasó a las manos y hasta habría maltratado a la madre de sus hijos.La joven resistió algún tiempo, hasta que finalmente decidió escapar del infierno junto a los cinco niños. Los menores quedaron en la casa de la madre de la joven, el mismo lugar donde estaban cuando todo sucedió.Esa tarde, Chamorro tomó la mala decisión de regresar a la casa de su ex pareja para buscar algunas cosas que habían quedado en el lugar y que necesitaría para rehacer su vida. Llegó acompañada de su hermana y de un amigo.Cuando llegó, Dávalos la recibió dando la sensación de que no había ningún tipo de resentimiento. La invitó a pasar y juntos caminaron unos 100 metros hasta el fondo del inmueble, donde corre una vertiente que se había transformado en el “lavadero” de la vivienda. El homicida le había dicho que allí guardaba las cosas que había venido a buscar.Chamorro entendió después que todo era una farsa. Cuando los dos estaban solos, demasiado lejos de la hermana y el amigo que aguardaban en la puerta, Dávalos le insistió una vez con reconstruir la relación.Como en otras tantas oportunidades, la joven se negó rotundamente. Entonces, el homicida tomó un cuchillo y atacó bestialmente a la mujer, como poseído por el mismísimo demonio.Le provocó cuatro graves heridas, dos en el abdomen, una en un brazo y otra en una pierna. Después, los médicos confirmaron que la víctima murió desangrada a raíz de un certero puntazo en el hígado.Consciente de que en la puerta aguardaban por el regreso de Chamorro, Dávalos escapó por los fondos del terreno y se perdió en los vericuetos de San Isidro. Los gritos desgarradores de la víctima alertaron a su hermana y al amigo. La mujer entró corriendo y pudo ver cuando el homicida huía.Hecha la denuncia, efectivos policiales llegaron de inmediato a la escena y certificaron el violento homicidio. También estuvo presente el magistrado César Yaya, al frente del Juzgado de Instrucción 2 de la Primera Circunscripción Judicial.Horas después, por la noche, el teléfono del juez recibió una llamada. Era para informarle que Dávalos resistió la culpa y se entregó en la guardia de la comisaría seccional Decimoquinta en compañía de su abogado.Con pruebas fehacientes sobre el caso, Yaya procesó al acusado a fines de mayo pasado bajo la carátula de “homicidio calificado por la alevosía”. Meses después la causa fue elevada a juicio.El debate debía comenzar ayer en el TP 1 de Posadas. Sin embargo, se suspendió ante el acuerdo al que llegó la defensa con la fiscal Liliana Mabel Picazo. Entonces, en juicio abreviado, Dávalos fue condenado a 25 años de prisión.





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