POSADAS. “Con diez plantas industriales procesadoras de fécula y miles de familias productoras, la mandioca constituye una producción clave en el agro misionero. De la mano de la innovación tecnológica y el agregado de valor en origen hay importantes perspectivas de crecimiento”, afirmó el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) en el boletín mensual de la Estación Experimental de Montecarlo difundido ayer.El organismo nacional confirmó que “Misiones es la principal provincia productora de mandioca del país”. Y esa posición productiva, se logró según el informe especial del Inta, “Gracias al trabajo de cooperativas, pequeñas empresas y productores locales este tradicional cultivo muestra hoy un sólido presente y da señales de un crecimiento continuo. En este escenario juega un rol clave el acompañamiento del Estado y dentro de éste, el rol del Inta en el impulso de innovaciones tecnológicas y acompañamiento técnico a los productores”.Un referente a nivel nacional en todo lo que hace al cultivo de la mandioca es el ingeniero Antonio Uset, quien desde hace más de veinte años trabaja en el Inta, especializándose en esta actividad. Conocedor de la provincia y sus zonas productoras, Uset señaló en el boletín informativo que “actualmente en Misiones hay alrededor de cinco mil familias que producen mandioca como cultivo de renta. Si se suma a quienes producen para autoconsumo y para la alimentación de animales de granja, el número de productores asciende a 16 mil en toda la provincia”.Según el Inta Montecarlo, “La producción para el mercado, tanto de industria de almidón como de consumo fresco, se encuentra en la denominada ‘Zona Núcleo’ que comprende a los departamentos de Eldorado, Montecarlo, General San Martín y San Ignacio. Allí existen diez plantas industriales procesadoras de fécula con una capacidad de procesamiento que oscila entre las cincuenta toneladas de raíz por día, a las 180, como es el caso de la Cooperativa San Alberto de Puerto Rico que es la más grande de la provincia. En su mayoría, estas plantas pertenecen a cooperativas locales y realizan importantes aportes al desarrollo de las economías locales”.Necesidad de tecnología poscosecha de mandiocaSegún el ente nacional, “No sólo la industria muestra un gran potencial de crecimiento, también la producción para consumo fresco ofrece un panorama más que interesante dado que existe en la actualidad un gran mercado insatisfecho, especialmente en el área metropolitana de Buenos Aires”.En el centro urbano más importante del país, “no hay que olvidarse que vive una gran población de correntinos, formoseños, misioneros, chaqueños, paraguayos, bolivianos, peruanos… todos consumen mandioca”, destacó Uset del Inta. Analizó el especialista que “el gran limitante es que la mandioca es un producto muy perecedero, que a las pocas horas de cosechado ya comienza a perder calidad y en pocos días acaba en pésimas condiciones. Aquí es donde hay mucho para avanzar a partir de la adopción de lo que son las tecnologías de poscosecha”. Éstas, indicó Uset, “tienen que ver con métodos de conservación para que las raíces conserven su calidad culinaria por una buena cantidad de tiempo. En la provincia ya se cuenta con distintas experiencias: se ha hecho mandioca congelada, súpercongelada, con atmósfera parafinada. Si bien el porcentaje de mandioca fresca que hoy se está enviando al mercado de Buenos Aires con tratamientos de poscosecha es mínimo, se están produciendo avances en tratamientos con atmósfera parafinada que permiten que la mandioca se conserve hasta 20 o 25 días después de su cosecha”. Para Uset esta incorporación de tecnologías de poscosecha puede “jugar de manera decisiva a la hora de ganar los grandes mercados consumidores del país: está demostrado que cuando el producto llega al consumidor en buen estado, por más que tenga que pagar un precio diferencial, lo paga, porque está acostumbrado a consumir ese producto”.En conclusión, Uset aseguró que “tanto para consumo fresco, como para la industria, la producción de mandioca goza de buenas perspectivas. La gran dificultad para el productor sigue estando en la gran irregularidad e inestabilidad que muestran los precios, que muchas veces tienen una gran variación de un año a otro y otras veces permanecen mucho tiempo estancados. No obstante, el potencial de crecimiento que este cultivo presenta, sumado al rol que el Estado viene jugando en los últimos años en apoyo a las cooperativas y las industrias de fécula, señalan un futuro promisorio”.





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