PUERTO RICO. La causa que investiga la desaparición de una tonelada de marihuana de la comisaría Primera de esta localidad y la detención de un oficial con 123 kilos de esa sustancia vegetal avanza viento en popa. La última novedad fue otra primicia de PRIMERA EDICIÓN. Se trata del arresto de un ex convicto que purgó condena por narcotráfico en la prisión de Devoto.En honor a la verdad, el sospechoso se presentó de manera espontánea en la Unidad Regional IV. Sucedió entrada la noche del jueves pasado y fue puesto a disposición del Juzgado Federal de Eldorado, a cargo del juez José Luis Casals.Extraoficialmente reconoció que era el hombre que acompañaba al oficial cuando lo detuvieron con los 123 kilos de marihuana, a la altura de Puerto Leoni.La diferencia fue que él logró darse a la fuga antes de ser capturado por Prefectura Naval Argentina.Ayer fue trasladado hasta los estrados federales de Eldorado, donde lo aguardaba el juez Casals para tomarle declaración indagatoria.Ante el magistrado se abstuvo de hacerlo, razón por la que quedó detenido en carácter de incomunicado.Extraoficialmente también trascendió que este hombre se habría entregado por temor a que le endilgaran toda la responsabilidad en la causa. De acuerdo con los datos obtenidos por este diario, se trata de un ex presidiario que estuvo en prisión por otra causa relacionada al mundo del narcotráfico.Al parecer, tiene idéntico apellido al oficial aprehendido el lunes, pero no está confirmado si son parientes.Ni bien se entregó en la dependencia policial puertorriquense, fue puesto a disposición del Juzgado Federal de Eldorado.Paralelamente, la Justicia aguarda el resultado del entrecruzamiento de llamadas que efectuó el oficial, sobre todo en las últimas 24 o 48 horas previas a su arresto.Los pesquisas están esperanzados en que de esa pericia surjan importantes y reveladoras informaciones respecto de las personas con las que el uniformado se contactó antes de caer en manos de los prefecturianos.Tanto en la Justicia Federal como en la Policía de Misiones coinciden en que hubo otros integrantes de la fuerza de seguridad provincial involucrados. Por eso, la causa está lejos de cerrarse. “Apenas comienza”, indicó uno de los pesquisas.La investigación puede dividirse en dos aspectos. Uno está direccionado a determinar los responsables penales de esta historia: es decir, quiénes sustrajeron la droga para comercializarla. Será la Justicia Federal la encargada de hacerlo.La otra habla de la responsabilidad funcional de un episodio grave como este, cuyas medidas disciplinarias estarán en manos de la Jefatura de Policía que, es de esperar, no se agote sólo en una sanción a los responsables de la comisaría. El comprador era, en realidad, un informante El Fiat Palio blanco del oficial ayudante fue detenido a la altura de Puerto Leoni, pero los investigadores creen que se dirigía hacia Jardín América.Al parecer, el hombre detenido el jueves, en horas de la noche, que purgó condena por narcotráfico en Devoto, lo acompañaba en el asiento delantero.Según los primeros datos de las pesquisas, habría sido quien consiguió comprador para los 123 kilos de marihuana que sustrajeron de la comisaría seccional Primera de Puerto Rico.Ninguno de los dos, aparentemente, sabía que el comprador, en realidad, era informante de Prefectura.En el camino, el ex convicto habría percibido que algo andaba mal, que las cosas no eran como había arreglado con el supuesto narcotraficante.Fue así como reaccionó más rápido que el conductor del vehículo y logró escapar.Esta es una de las versiones que trascendió ayer en el marco de una causa sumamente compleja.Palabras más, hipótesis menos, todos coinciden en que al oficial le tendieron una camita, aunque sin dar precisiones ni autores materiales o ideológicos.Un cruce de versiones también se registró sobre las supuestas razones porque se entregó el segundo sospechoso. Una indicó su temor a que lo responsabilizaran de todo lo acontecido. La otra también habla de miedo, pero de que termine en el río agujereado a balazos. La misteriosa licencia de dos policíasNi bien se destapó el escándalo de la detención de un oficial de Policía con 123 kilos de marihuana, dos suboficiales solicitaron licencia por sesenta días.Ambos trabajan en la comisaría seccional Primera de Puerto Rico, de donde robaron una tonelada de marihuana, y sus actitudes despertaron al menos la curiosidad de sus camaradas. Según pudo averiguar este diario, en los dos casos fueron por razones atendibles, es decir, por cuidado de un familiar.Desde la mismísima fuerza de seguridad provincial informaron que, al menos en la jornada de ayer, fue imposible ubicarlos. Aunque tampoco nadie aclaró que hayan insistido en lograrlo y las razones de esa actitud.En realidad, en el ámbito de la Unidad Regional IV de Puerto Rico, la sensación es que todos desconfían de todos. Fundamentalmente entre aquellos que trabajan o trabajaron en la dependencia donde estaba alojada la droga.Hay que recordar que no se sabe, a ciencia cierta, desde cuándo comenzó el robo de los mil kilos de marihuana.Pudo haber sido desde el día siguiente a que el estupefaciente fuera alojado en la comisaría Primera.Por esta razón da lo mismo si el titular de esa dependencia estuviera de licencia hace un mes o dos.Hay responsabilidad funcional desde el mismísimo jefe de la Unidad Regional IV hacia abajo, mal que le pese a la Jefatura.Una situación similar, en cuanto a cortar el hilo por lo más fino, sucedió en la Unidad Regional V de Puerto Iguazú, con el suicidio del único sospechoso detenido por el crimen de Liani Itatí Piñeiro, cuyo cuerpo apareció en un trillo de la localidad de Puerto Esperanza.Allí también la cúpula no estuvo a la altura de las circunstancias para prever esa situación. Sin embargo, la Jefatura abrió actuaciones solo contra el llavero encargado de custodiar al detenido.Lo que se debe diferenciar, en ambos casos, es responsabilidad penal de responsabilidad funcional.La primera está en manos de la Justicia Federal. La otra, a cargo de la Jefatura de Policía.





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