PUERTO IGUAZÚ. La ola de robos a mano armada en esta ciudad parece no detenerse y deja al descubierto la impotencia policial en materia de prevención. La situación comenzó a agravarse con el asalto frustrado a un vehículo de Parques Nacionales hace dos semanas, que no terminó en tragedia por gracia divina y a la respuesta heróica del policía que hacía de custodia. Y pareció llegar a su cenit el jueves pasado, con el secuestro y robo de 50.000 pesos a una pareja de farmacéuticos.Pero la seguidilla de atracos no se detuvo. A la par, antes o después de los hechos mencionados se registraron otros. Todos igualmente graves, que no terminaron con víctimas fatales de casualidad.El sábado, alrededor de las 21.45, fue el turno de una comerciante de 25 años, a la que intimidaron a punta de pistola en su propio negocio, situado en la calle Ricardo Gutiérrez del barrio 1º de Mayo.Según la víctima, el joven la apuntó con un arma de fuego y amenazó con matarla si no entregaba el dinero de la recaudación.Así se apoderó de mil pesos y escapó en motocicleta. Horas después, la Policía detuvo a un sospechoso. Allanó su casa y secuestró cinco cartuchos calibre 38, prendas de vestir y una moto.Lo único que se informó sobre los indicios en su contra fue que las vestimentas y la moto eran similares a las que describió la comerciante.El detenido tiene 21 años y quedó a disposición del Juzgado de Instrucción 3 de Puerto Iguazú, a cargo del magistrado Juan Pablo Fernández Rissi.La Unidad Regional V, a cargo del comisario Angel Antonio Bareiro, es una de las más cuestionadas de la provincia, pero su titular pareciera intocable, sostenido por Jefatura y amigos del poder, pese a que el 22 de julio, en ese predio se suicidó el único detenido por el crimen de Liani Piñeiro. Nobleza obligaLa crisis en materia de seguridad que asuela a Puerto Iguazú es la peor del último lustro. No obstante, nobleza obliga, es digno mencionar que, en al menos dos casos, hubo detenidos.En la causa que investiga el asalto frustrado a un vehículo de Parques Nacionales, que transportaba la recaudación de la empresa UTE Cataratas, fue arrestado una guardafauna de 24 años y su pareja de 33, de nacionalidad brasileña.El atraco se registró el domingo 19 de agosto, a eso de las 11.30.El otro caso con un sospechoso aprehendido sucedió el sábado en el barrio 1º de Mayo de Iguazú.En ambos expedientes los detenidos quedaron a disposición del Juzgado de Instrucción 3.Más allá de estos arrestos, lo que preocupa es la casi nula prevención y la virulencia de cada hecho. Un escándalo que no llegó a la cúpula de la UR-V PUERTO IGUAZÚ. La Unidad Regional V de esta ciudad es una de las más cuestionadas de las once que forman parte del mapa de seguridad de la Policía de Misiones.No porque se la responsabilice de la existencia de delitos (ella responde a un cóctel, a un entramado de diferentes razones), sino por la casi nula tarea de prevención e inteligencia en la lucha contra el mundo del hampa.Y lo que es peor, por una serie de desafortunados desaciertos o errores de conducción. Uno de ellos, como es de público conocimiento, terminó en el suicidio del único sospechoso detenido por el brutal crimen de la estudiante Liani Itatí Piñeiro, de 18 años.La falta de rigurosidad en la conducción de la UR-V se vio reflejada no sólo en esta lamentable muerte. Unos 18 días antes del hallazgo del cuerpo de Liani Itatí Piñeiro (registrado el 12 de julio pasado), dos jóvenes arrestados por un robo a mano armada escaparon del mismo sector porque, al parecer, los carceleros se olvidaron de poner candado al calabozo.Pese a esa grave falta, la guardia siguió siendo la misma en la Unidad de Resguardo y Custodia de Detenidos, emplazada en el mismo predio de la Unidad Regional V.Tampoco hubo traslados, como suele hacerse en este tipo de negligencias.En el caso del detenido por la violación y asesinato de Liani Itatí, el hilo volvió a cortarse por el lado más fino.Por orden de Jefatura, Asuntos Internos inició un sumario administrativo contra el ‘llavero’ (como se conoce al encargado de velar por la custodia y seguridad de los detenidos), dejando de lado al comisario mayor Angel Bareiro y su segundo. La Justicia, en tanto, imputó el carcelero por “incumplimiento u omisión de sus deberes”.





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