La visita de Francisco a los Estados Unidos todavía resuena porque cuando estuvo frente a los congresistas en el Capitolio les habló sin rodeos. Entre palabras que invitaban a ayudar a los inmigrantes y a poner en práctica la regla de oro: “Trata a los demás como quieres que te traten a ti”, abogó por la defensa de la vida en “todas sus etapas”. Así, sin mencionarlo, se refirió al aborto. Pero expresamente pidió por la “abolición mundial de la pena de muerte”. Lo hizo en el corazón de un país en el que este tipo de ajusticiamiento se practica en 32 Estados de la Unión. Seguramente cuando el Papa preparó su discurso no olvidó al cordobés Víctor Saldaño, el único argentino que está en “death row” (corredor de la muerte) desde hace 19 años. El abogado Juan Carlos Vega, en una entrevista al diario Clarín, relató que cuando él y la madre de Saldaño escucharon al Papa pronunciar esas palabras, sintieron la misma emoción como cuando el pontífice los recibió en el Vaticano en febrero de 2014. “El Papa no solamente tenía un total conocimiento de lo que era el caso sino que a Saldaño lo tenía muy presente. Yo jamás voy a olvidar la frase que nos dijo a todos ese mismo día: ‘Si habré rezado yo por ese cordobesito’”, contó el abogado.Saldaño está preso en el “corredor de la muerte” desde 1996 por el asesinato de Paul Ray King, de 46 años, un vendedor de computadoras. Según la Justicia estadounidense, Saldaño y su amigo mexicano Jorge Chávez abordaron en 1995 al comerciante en el estacionamiento de un supermercado en Plano, al norte de Dallas, Texas. Lo secuestraron y fuera de la ciudad lo asesinaron a tiros. Luego le quitaron el reloj y le robaron 50 dólares.La Justicia de Texas condenó al argentino a la inyección letal, mientras que a su amigo, por confesar el crimen antes que Saldaño, solamente lo penó con una condena de reclusión perpetua.Sin embargo, el caso fue apelado por discriminación racial y llegó hasta la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos, que confirmó los vicios del juicio, pidió su nulidad y ordenó que lo volvieran a juzgar.Saldaño enfrentó un nuevo proceso y en 2005 la Justicia de Texas volvió a condenarlo a muerte. Esa sentencia volvió a ser apelada porque la defensa del acusado consideró que en ese momento las facultades mentales del argentino, tras pasar varios años en el corredor de la muerte, estaban alteradas y no le permitieron comprender lo que estaba sucediendo. Los calmantes que les suministran a los detenidos con el paso de los años les van provocando un deterioro de sus capacidades. La propia madre de Saldaño reconoció que las cartas que recibe de su hijo son incongruentes, debido a los efectos de los fármacos suministrados durante años. “Este segundo juicio es tan nulo como el primero porque, si bien desaparece el factor de la discriminación racial, ahora aparece el elemento del loco. Aparece un Víctor Saldaño degradado mentalmente por haber pasado nada menos que nueve años en el corredor de la muerte. Hay que saber que el corredor de la muerte no es una prisión, tampoco es un pabellón de máxima seguridad. Se trata, más bien, de una situación técnica de tortura”, señaló su abogado. Por eso ahora el caso se presentó ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, donde en diciembre tendrán una audiencia.Al salir el caso nuevamente a escena, en una entrevista televisiva, Lidia Guerrero dijo que no intenta sacar la culpa por el asesinato cometido por su hijo, sólo busca que no tenga que morir ejecutado. Una ejecución que “salió mal”El 29 de abril de 2013, un preso de Oklahoma murió debido a un aparente ataque al corazón luego de que las autoridades frustraran la entrega de drogas y detuvieran su ejecución.El asesino convicto Clayton Lockett fue sedado y luego le fueron suministradas una segunda y tercera dosis de drogas de acuerdo al protocolo, señaló en ese entonces a la prensa Robert Patton, director del Departamento de Correccionales de Oklahoma.“Hubo preocupación en el momento en que las drogas no tuvieron efecto, así que el doctor observó la línea y determinó que la línea se había quebrado”, dijo.Cuando se le preguntó a qué se refería con que la línea se había quebrado, Patton dijo que esto significaba que la vena “explotó”. Lockett sufrió después lo que aparentemente fue un ataque al corazón y murió, informó el funcionario.La constitucionalidad de las drogas para la inyección letal y los cócteles de drogas lograron los encabezados desde 2013, cuando los fabricantes europeos -incluyendo a Lundbeck de Dinamarca, que fabrica pentobarbital- fue prohibida en las prisiones de Estados Unidos durante las ejecuciones. 32 estados tuvieron que establecer nuevos protocolos de drogas.De acuerdo al Departamento de Correccionales de Oklahoma, su protocolo incluye midazolam, que causa pérdida de conocimiento, vecuronium bromide, que detiene la respiración y cloruro de potasio, que provoca la detención del corazón.Lockett fue condenado en 2000 por una serie de crímenes, incluyendo homicidio en primer grado, violación en primer grado y robo así como invasión a hogar en 1999 donde murió Stephanie Nieman y dejó a dos personas lesionadas.No fue suficiente con el pedido de FranciscoEl papa Francisco envió una carta a la junta de libertad del Estado de Georgia para pedir que se le perdone la vida a Kelly Gissendaner, sentenciada a pena de muerte por un crimen cometido en 1997.La carta enviada por el pontífice a través del arzobispo Carlo María Vigano solicitaba se la cambie la pena de muerte a la señora Kelly Gissendaner, cuya ejecución estaba programada para el martes 29 por la noche.En la carta se retomó la intervención del papa Francisco en el Congreso de Estados Unidos, y su solicitud de abolir la pena capital.Además la misiva enfatizó que no se buscaba minimizar el crimen cometido por Gissendaner, pero sí pedía le cambien la sentencia por una que exprese mejor “la justicia y la piedad”.Gissendaner, de 47 años, fue condenada a la pena capital en 1997 luego de haber planeado el asesinato de su esposo junto a su amante Gregory Owen.Sin embargo la solicitud papal no fue tenida en cuenta. Entonando “Amazing Grace”, una canción católica que habla del perdón y la redención, caminó sus últimos pasos hacia la camilla donde le iban a suministrar la inyección letal. Ejecución suspendidaLa gobernadora del estado estadounidense de Oklahoma suspendió el pasado miércoles a último minuto la ejecución del condenado a muerte Richard Glossip, porque persisten dudas sobre uno de los productos utilizados en la inyección letal.La gobernadora Mary Fallin emitió una suspensión de 37 días, argumentando que el estado necesita tiempo para abordar cuestiones sobre el uso de acetato de potasio y garantizar que “se est&
aacute; cumpliendo totalmente con los protocolos aprobados por los tribunales federales”.La ejecución fue pospuesta hasta el 6 de noviembre. La orden de Fallin ocurre luego de que la Corte Suprema rechazara una apelación de los abogados de Glossip pidiendo una suspensión de último minuto.En su orden ejecutiva se detalla que el acetato de potasio se iba a usar como un tercer fármaco en el cóctel que compone la inyección letal. La ejecución fue suspendida para que haya tiempo de comprobar la viabilidad de una droga sustituta “y/u obtener cloruro de potasio”.Glossip fue condenado por ordenar en 1997 el asesinato de Barry Van Treese, propietario del motel en Oklahoma City que Glossip administraba.





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