Camila dice que todo fue muy rápido, como un parpadeo. Sin embargo, luchó por días para salvar su vida y fueron años de recuperación. En agosto de 2010, Camila Tainski tenía 18 años cuando un delincuente la sorprendió por la espalda y en medio de la desesperación se defendió. Como consecuencia, sufrió diez puñaladas que casi acabaron con su vida: dos de ellas le dañaron el pulmón y tres, fueron directo al brazo izquierdo, que le cortaron uno de los nervios. “Pensé que iba a morir, que ya no tenía oportunidad. En cada puñalada me quedaba sin aire, se me nublaba la vista, no podía ponerme de pie, ya no podía defenderme”, recordó Camila, sin contener las lágrimas.La joven estuvo en estado inconsciente con pronóstico reservado por varios días. Y cuando despertó en el Hospital Madariaga supo que “Dios me dio una segunda oportunidad”.En ese momento Camila estudiaba para Chef “pero yo no podía mover mi brazo, me lastimó un nervio y tenía que operarme para recuperarlo”. Y pese a todo pronóstico, nunca perdió de vista ese objetivo. “Nada iba a impedirme concretar mis sueños”, sintetizó. Después de las intervenciones quirúrgicas y más de tres meses de kinesiología, Camila recuperó la movilidad del brazo. Durante su recuperación continuó estudiando y logró el título de Chef profesional. Pero no se detuvo, actualmente cursa el segundo año de la Licenciatura en Nutrición. Tiene muchos proyectos, entre ellos formar su propia familia y ser policía. “Una persona no puede destruir lo que podés ser el día de mañana”.A cinco años del hecho, Camila habló con PRIMERA EDICIÓN. Contó cómo sobrevivió al mal aferrándose a la familia y creciendo junto a sus sueños.¿Qué recordás de ese día? Recuerdo todo. Recuerdo cómo me defendí y es imposible que olvide algún detalle. Fueron diez puñaladas, dos me perforaron el pulmón y otras tres fueron a mi brazo izquierdo.¿Cómo te defendiste?Estaba abriendo la puerta de casa, pero yo lo vi de frente. No se me olvida la cara, él tenía el puñal en la mano todo el tiempo. Yo le dije “los vecinos te están viendo”. Me dijo “no, no está nadie. Callate”. Le ofrecí plata, mi teléfono, todo lo que tenía, él no quería nada, sólo me decía que haga silencio. Después me ordenó que me agache y cuando lo hice él me puso el puñal en la garganta, me comenzó a apretar la garganta y en mi desesperación empujé el puñal con la mano, me corté la mano, los dedos. Me quedaron las marcas del puñal en el cuello.Cuando me quité el puñal de la garganta él me metió los dedos en la boca y yo le mordí. Comencé a correr y a gritar “auxilio”. Entonces él me apuñaló en la espalda, fueron tres puñaladas. En ese momento sonó mi teléfono, era mi mamá.Me agarró de los cabellos y yo me defendí. Me apuñaló en el brazo y ahí perdí la fuerza, sentía que algo me estaba pasando porque no tenía más fuerzas.De repente veo una moto, él (por el ladrón) me abrazó. El motociclista bajó y nos quedó mirando. Después se fue, en ese momento sólo pensé “ya no tengo posibilidades”.Fue en ese instante cuando me dije “tenés que escapar”. Yo no podía más, pero fue mi último intento. Llamé a gritos a mi vecino y él me soltó en medio de la calle. Y escapó. Yo me arrastré hasta la vereda de mi vecino (fueron unos diez metros) y después no recuerdo que pasó.¿Qué pensaste cuando te atacaba?Que iba a morir, él quería matarme y con cada puñalada me quedaba sin aire, se me nublaba la vista, no podía ponerme de pie.¿Cómo fue la etapa de recuperación?Fue mucho tiempo lo que me llevó recuperarme. Fue más de un año. Tres de las puñaladas me dañaron el brazo izquierdo, me lastimó un nervio y perdí la movilidad del brazo, tenía la mano caída. Yo soñaba con ser chef, miraba mi brazo y me decía “no se va a quedar así, lo voy a recuperar”. No podía agarrar los cubiertos, no podía hacer nada. Después de estar en el Hospital (Madariaga) internada, fui a un traumatólogo que me dijo que tenía el nervio cortado. Para recuperar mi brazo me sometí a una microcirugía que duró tres horas y pudieron unir los nervios, porque si no se podían unir tenían que hacer un injerto y era ver si funcionaba o no. Pero gracias a Dios se pudo unir y en ese momento comencé rehabilitación, que fueron más de tres meses. ¿Cuál es tu meta hoy?Siempre seguir adelante con mis estudios. No quise truncar mi vida por una persona que casi me asesina. No puedo encerrarme en casa. Hoy soy chef y estoy en segundo año de la Licenciatura de Nutrición y quiero recibirme. También sueño con ser policía.¿Si tuvieras en frente al sujeto que te daño, qué le dirías?No sé si podría tenerlo enfrente. Tengo miedo de volver a verlo y sé que está en la calle porque ya lo liberaron. Yo reconocí al que quiso matarme, se declaró culpable en un juicio abreviado y le dieron una pena mínima por dos años y ya está libre. Me enteré que abusó de una chica en un puente, una chica que iba a trabajar de limpieza. También me enteré que atacó a su concubina con un arma blanca, pero no lo denunció. Tengo pánico de que se me cruce por el camino, porque yo no sabría cómo defenderme. Y desde el juzgado no te avisan cuando lo sueltan. ¿Tenés miedo de salir a la calle?No, pero hoy tengo precaución. No tengo miedo de salir pero siempre trato de estar prevenida. Si uno se encierra tampoco es vivir. No hay que bajar los brazos bajo ninguna circunstancia porque una persona no puede destruir lo que podés ser el día de mañana.





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