La estructura local de la organización AFS trajo este año a una tailandesa, a un italiano y a otros cinco jóvenes. Un posadeño partirá en febrero hacia Nueva Zelanda.
Tener ganas de descubrir otras culturas cuando se es aún joven, parece el mejor momento para hacerlo. Abiertos a conocer nueva gente y con ansias de devorarse el mundo, cada año miles de chicos se mueven de un lado a otro del globo impulsados por los programas de intercambio de la organización American Field Service (AFS).
Actualmente hay varios de ellos en nuestra ciudad. Están los que recién llegaron y los que se van muy pronto. PRIMERA EDICIÓN dialogó así con un italiano, una tailandesa y un posadeño que está pronto a partir hacia tierras lejanas.
Me impactó el cariño de la gente
Andrea Di Marco Berardino, de 16 años, es uno de los recién venidos. Partió de su ciudad natal que está a dos horas de viaje en auto de Roma. Era la primera vez que salía de Europa. A mi me gustaba la idea de venir a América Latina, pero elegí Argentina porque era el país con mayor influencia cultural de otras partes del mundo. De lo poco que conocía me encantaba. No conocía el castellano, lo aprendí estando acá, escuchando y hablando.
Sobre sus primera impresiones al llegar a Posadas dijo que cuando ingresaba a la ciudad al ver el Paraná pensó que era un lago, no se imaginó que era un río. Se sintió además muy bien recibido, pero sintió un choque cultural muy fuerte, porque no conocía el idioma y no entendía casi nada cuando le hablaban.
Los primeros días fueron bastante pesados porque era un mundo nuevo respecto a lo que yo conocía de Italia. Era muy diferente, despacito empecé a acostumbrarme a lo que es esta cultura. Lo que más me impactó y me gustó de Misiones fue la gente, el cariño que tiene y como te recibe. Para mí fue y es lo más lindo, aseguró.
Apenas llegó comenzó a asistir a clases en la Escuela Normal Mixta. Valoró que los compañeros y los profesores lo recibieron muy bien. Sobre el cambio educativo entre lo que aprendía en Italia y lo que enseñan acá, dijo que no sintió diferencias porque lo ayudaron a integrarse.
Le costó adaptarse al clima porque notó que prácticamente no hay un cambio brusco entre invierno y primavera, a tal punto que se enfermó la primer semana que llegó. Hace calor de donde vengo pero no tanto como el que se siente en la primavera y verano de Misiones. Y además allá en invierno hay nieve, explicó.
También le costó acostumbrarse al horario del colegio, porque aquí se comienza a las 7 de la mañana y en Italia alrededor de las ocho inician la jornada escolar. Otra de las cuestiones fue que yo allá vivía cerca de la escuela y acá me queda un poco más lejos. Tener que levantarme mucho más temprano fue difícil.
Le llamó mucho la atención que aquí la gente se saluda con dos besos. Eso en Italia no existe, pero me gusta cómo la gente expresa cariño, de donde vengo son mucho más fríos. Mucha gente piensa que por la inmigración que hubo Italia y Argentina son parecidos, pero yo encontré algo muy diferente, indicó.
Tiempo de descuento
No era la primera vez que hablamos con Chomikan Niemhom, Kara, la alumna tailandesa de 17 años que hace casi un año que está en Posadas. Contó que hace poco fue a visitar las Cataratas y ahora que terminaron las clases, (cursó el cuarto año en el CEP 4), tiene planeado ir a la provincia de Jujuy para conocer el cerro de siete colores.
Le quedan pocas semanas en Argentina, debe volver en enero a su país. A medida que se acercan los días tiene cada vez menos ganas de dejar a su familia anfitriona, que la recibió con los brazos abiertos a principios de año.
Relató que la parte más difícil que le tocó atravesar fue a los cuatro meses de estar en nuestra ciudad, cuando la mamá le enviaba cosas vía correo desde Tailandia y no las podía retirar con facilidad. Se topó con trámites complicados y mucha burocracia. Allá estamos acostumbrados a que simplemente mostrando un número y un nombre se simplifica todo.
Marcela Vazquez, la presidenta de la estructura Posadas de AFS comentó que efectivamente los chicos deben hacer trámites muy engorrosos ante la AFIP para poder retirarlo. Ni siquiera les sirve la presentación del pasaporte ni la acreditación como estudiante. En esos casos la organización se encarga de ayudarlos. La situación puede ser estresante para ellos porque no están acostumbrados a tamaños trámites para simplemente retirar una caja, insistió Marcela.
Otra de las diferencias que encontré fue por ejemplo en las materias de la escuela. De donde yo vengo, si el alumno no entiende algo se le da otra cosa para que aprenda. Además allá se puede practicar Muay thai (arte marcial), en la parte de educación física, dijo Kara.
Si bien se desenvuelve muy bien con el castellano, a veces cuando lee alguna frase que le cuesta entender, como si fuera un karaoke, abajo lo escribe en tailandés. El idioma de Kara está repleto de letras y símbolos extraños para la cultura occidental. Sin embargo, a la inversa, dijo que no le fue tan difícil empezar a comprender el nuestro, porque al conocer el inglés, este fue el lenguaje puente que la acercó al alfabeto en común.
Tereré en Tailandia
Lo que me llevo de mi estadía en Misiones es haber aprendido el idioma, llevarme algo de su cultura como por ejemplo haber aprendido a tomar tereré. En Tailandia hace mucho calor casi todo el año y lo voy a tomar también allá, destacó.
A la tierra del rugby
Juan Pedro Torres va dejar la tierra colorada en los primeros días de febrero. Es alumno del colegio Roque González. Eligió viajar a Nueva Zelanda cuando se enteró que cabía esa opción. El motivo: juega al rugby en el Tacurú Social Club y no quería perder la oportunidad de estar en el país que es potencia mundial en ese deporte.
Yo había empezado a buscar la posibilidad de realizar un viaje de intercambio. Por el rugby pensé por ejemplo en Irlanda. Pero cuando la hija de una amiga de mi madre se va a Estados Unidos a través de AFS, yo consulté con ellos. Cuando vi que uno de los destinos era Nueva Zelanda no dudé y me apuré porque había cupo, contó. Enfocado en su objetivo, rapidísimo, en dos semanas completó todos los papeles que necesitaba para aplicar como estudiante de intercambio.
Además de aprender de la cultura me planteo el desafío de jugar al rugby, dijo Juan. Allí se va encontrar con formas de entrenamientos diferentes que le van a permitir desarrollar aún más sus capacidades.
Me quiero ir ya
Señaló que espera con muchas ansias el viaje. Me quiero ir ya, subrayó. Dijo que le gusta mucho la cultura maorí (la etnia pobladora original de aquellas tierras). Me llama mucho la atención las creencias en los dioses. Para nosotros simplemente tiene que ver con una mirada folklórica, pero para ellos es de suma importancia, cerró.
Marcela Vázquez fue quien amablemente coordinó el encuentro con Andrea, Kara y Juan. Nos comentó que este año vinieron otros seis estudiantes a Misiones. Aparte de Kara y Andrea, está Matilde de Dinamarca, Tanguy de Francia, Anastacia de Holanda, Lara de Alemania y Ginebra de Italia.
A modo de dato de color, dijo finalmente que los estudiantes de intercambio tienen un grupo de Whatsapp donde organizan juntadas y comparten festejos de cumpleaños. El idioma que utilizan para hablar varía. Algunos prefieren el inglés y otros el español. Así, además de hacer amigos de Misiones, también generan vínculos con los de otras partes del mundo.
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