Novedades de trascendencia sumó anoche la investigación por el crimen del sindicalista Pablo Sabino Achingo (58). Un celular que sería del gremialista fue hallado en manos de un joven de 25 años que quedó demorado en averiguación del hecho. Además, en casa del sospechoso, las autoridades hallaron manchas de sangre y presuntos intentos por limpiar las mismas a través del examen de luminol.Todo fue el resultado de un minucioso seguimiento del teléfono celular realizado por efectivos de la Secretaría de Apoyo para Investigaciones Complejas (SAIC) del Poder Judicial, ordenado por el magistrado Marcelo Cardozo, titular del Juzgado de Instrucción 1 de Posadas.Ese trabajo tuvo su desenlace minutos después de las 20 de ayer en el corazón del barrio Santa Rita, en un inmueble de calle 127 casi 82, nada más y nada menos que a 50 metros del cruce de esas arterias, justamente donde <a href="http://www.primeraedicion.com.ar/nota/248319/hallaron-muerto-a-un-sindicalista-en-posadas.html">el cuerpo de Achingo fue hallado sin vida alrededor de las 6 del último miércoles 7 de junio</a>.El seguimiento telefónico permitió llegar hasta el inmueble, donde se procedió al secuestro de un celular “réplica” de la marca Samsung, con doble chip, que sería el que Achingo utilizó al momento de su muerte.Los investigadores están seguros de que ese teléfono perteneció a la víctima. Sin embargo, debido a que la “chapa” donde figura el número de serie del mismo o “Imei” fue violentada, serán pericias posteriores las que determinarán aquello.Además, en la casa del joven que tenía el celular, el examen de luminol dio positivo. Fueron halladas manchas de sangre en distintas partes y lo que serían posteriores intentos por limpiar las mismas. Ante estos elementos, el joven quedó demorado y podría prestar declaración hoy ante el magistrado Cardozo, juez de la causa, que tiene otros cinco detenidos.Todo apunta a que Achingo fue víctima de un engaño por parte de una acompañante, quien le tendió una trampa para robarle junto a sus cómplices. Fue en ese acto en el que Achingo fue muerto a golpes. No obstante, aún estaba vivo cuando lo prendieron fuego y arrojaron en el cruce de las calles 127 y 82, donde finalmente falleció.





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