Para el juez de Instrucción 1 de Eldorado, Roberto Horacio Saldaña, “es inaceptable ejercer justicia por mano propia o la venganza privada, en un estado de derecho”. Bajo esta premisa elevó a juicio, durante las últimas horas, la causa que tiene a dos vecinos de Bernardo de Irigoyen acusados de tomar cautivos a dos jóvenes, llevarlos hasta un paraje próximo y golpearlos para luego liberarlos bajo amenaza de muerte de que debían devolver una motocicleta que eran acusados de robarla.Luis Alberto Varela (34) y Daniel Ricardo Da Silva (37) fueron acusados de “privación de la libertad y coacción en concurso real”, de acuerdo a la consideración del fiscal de Instrucción 1, Edgar Francisco Doldán y del juez Saldaña, por un llamativo hecho que se registró entre las 23.30 del miércoles 13 y madrugada del jueves 14 de julio de 2016, en el que dos jóvenes fueron sacados a golpes de sus hogares y llevados a una zona de espesa vegetación donde a garrotazos y amenazas de muerte los intimaron a devolver una moto que habrían robado, o a reintegrar su valor.De acuerdo al auto de elevación al que PRIMERA EDICIÓN tuvo acceso. La primera víctima fue buscada en su casa del barrio Belgrano en Irigoyen. Daniel Da Silva golpeó la puerta y le solicitó que saliera a ayudarlo a reparar el Volkswagen Bora gris en el que se movilizaba junto a Luis Varela.Sin sospechar inconveniente, el mecánico correspondió al pedido abrió la puerta y al pisar la vereda fue recibido a garrotazos con un trozo de madera y reducido para forzarlo a subir al automóvil e iniciar viaje con rumbo incierto.Se dirigieron hacia una vivienda próxima, sobre la avenida Guacurarí, y allí despertaron a la segunda víctima con los idénticos modales de extrema violencia: puñetazos, garrote y amenazas de morir en el instante. Los dos fueron trasladados en el Bora hasta el cruce de la ruta provincial 18 y se internaron en una zona de vegetación entre los parajes Inter Vieja y Laguna Azul.En este lugar temieron por sus vidas, la golpiza fue extrema y acompañada de la constante advertencia: “Canten dónde está la moto o mueren”. Varela y Da Silva los acusaban como los responsables del robo de la motocicleta al hermano de este último, ocurrido pocos días antes en la misma localidad.A las 3.30 decidieron liberarlos, los subieron nuevamente al auto y los llevaron a sus hogares. Frente a la vivienda del barrio Belgrano y a la concubina de uno de los secuestrados Da Silva y Varela fueron contundentes: “Acá está tu marido, hasta el sábado tienen tiempo para juntar cuatro mil pesos o volvemos y lo liquidamos”.La mujer denunció el hecho y se desató la investigación bajo las órdenes del juez de Eldorado.La defensa solicitó la nulidad porque entiende que los delitos “fueron cometidos como consecuencia del hurto de la motocicleta” y que las víctimas buscaban con la denuncia “evitar un juicio por robo”.Saldaña fue contundente en su rechazo: “La defensa pretende justificar el accionar de sus pupilos porque habrían sido víctimas de otro delito, lo cual es inaceptable en un Estado de derecho. Sus defendidos habrían decidido ejercer justicia por mano propia y a la vez hacer uso de la venganza privada (…) Esto sería retorno al estado de naturaleza, al hombre solitario, pobre, sórdido, brutal y breve”.




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