Para algunos estudiantes cambiarse de colegio puede resultar traumático, porque se pierde el círculo de compañeros de clase. Pero hay otros que cruzan el mundo en busca de nuevas amistades y contacto con nuevas culturas. Ese es el caso de la tailandesa Chomikan Niemhom, “Kara”, tal como la bautizó su familia anfitriona de Posadas. “Kara”, tiene 17 años y cursa el 4to año de la orientación Humanidades del Centro de Educación Polimodal 4 de nuestra ciudad. Llegó en febrero a Argentina por intermedio de la Organización American Field Service (AFS), que promueve programas de intercambio cultural a nivel global. Llegó sin conocer nada de nuestro país, pero con muchísimas ganas de vivir otra idiosincrasia. Berta Quiroga, la directora del CEP 4, contó a PRIMERA EDICIÓN que para que Kara hoy esté con ellos, primero hubo un contacto con el colegio, “porque ya tuvimos el año pasado a Angelo, otro alumno de intercambio que llegó desde la isla italiana de Elba. Llegó a mitad de año. Tuvimos una experiencia muy positiva con él, porque además de ser muy buen alumno y muy buena persona, era muy participativo, tenía un carácter muy extrovertido y mucho interés en aprender”.“Esta vez nos preguntaron si existía la posibilidad de recibir a una alumna que venía desde Tailandia. Primero lo consulté con los profesores porque esto implica un desafío también para ellos, porque sabíamos que eran culturas muy diferentes. Después les pregunté a los chicos del curso. No hubo ningún reparo y hasta pidieron que no la lleváramos a las orientaciones de Informática o Economía”, destacó. Fue así que Kara ya tenía asegurado un lugar en la escuela, ahora solo faltaba el gran paso de ir a su primer día de clases a 17 mil kilómetros de su casa. El primer día que vino ella temblaba como una hoja. “La tomé de la mano y la presenté ante toda la escuela. Los chicos la aplaudieron, la recibieron muy bien”, comentó la directora. Kara llegó a Posadas sin saber nada de castellano, pero con el inglés como idioma intermedio para poder comunicarse. Apenas llegó mantuvo extensas charlas con los integrantes de su familia anfitriona para aprender lo esencial del español, inglés mediante. Se sentaban juntos y charlaban por horas.Sobre cómo es el transcurrir de las clases y la enseñanza de Kara, la directiva comentó que “Metodología, Psicología, o materias cívicas eran totalmente desconocidas para ella, nunca las dio y en un principio le costó bastante entender, pero puso mucho esfuerzo de si misma”. “Hablé con el profesor de Metodología y le pregunté si le podía enseñar en inglés, que es el idioma de intercambio que mejor maneja Kara. Aceptó, pero para no confundir a los demás alumnos le armó un esquema de trabajos prácticos en ese idioma”. En ese sentido rescató el acompañamiento de los docentes, “porque podían argumentar que suficiente trabajo tienen con los alumnos para además tener que dedicarse a enseñar a Kara por la dificultad del idioma, pero no hubo ningún tipo de reparos”. Destacó que la presencia de Kara en el colegio es muy enriquecedora para toda la comunidad educativa del CEP 4.“Son muy divertidos”Kara cuenta que percibe a Argentina como “un país con gente muy divertida”. Aunque recién está aprendiendo a hablar el español, comprobamos que lo está haciendo muy bien. Las clases empezaron el 6 de marzo y ya hace 50 días que está aprendiendo el idioma también a través del relacionamiento con los compañeros. Kara dijo que ahora ya entiende bastante cuando escucha, pero le cuesta articular las palabras para responder. Contó que sus amigos de Tailandia la alentaron para que viniera a Argentina, sabiendo que a ella le gusta mucho la idea de viajar y compartir con otras culturas. En cambio con su familia fue mucho más difícil, ya que en un principio se oponían a que se fuera de la ciudad de Mueang, en la provincia norteña de Nong Khai, pero logró convencerlos. Les demostró las ganas que tenía de viajar hacia aquí. Dijo que su primer día en el colegio fue muy emocionante para ella, ya que tenía ansias de venir y hacer amigos. Frecuentemente le preguntaba a su consejera de AFS "¿cuándo comienzan las clases? ¡Quiero ir ya!".En los primeros días le fue difícil hacer amigos porque sus compañeros no manejaban muy bien el inglés. “Yo no entendía lo que me decían y prácticamente no me hablaban”. Durante la entrevista con este Diario, estuvimos acompañados además por Federico Olinik, quien es el Coordinador de Visibilidad de AFS y quien también ofició de traductor. Opinó que por lo general los chicos no intentan comunicarse por miedo a hablar mal en otro idioma, pero “desarrollan la habilidad de tener paciencia y vuelven a intentar a dialogar”. “El primer día es todo muy lindo pero cuando comienzan las dificultades de comunicación lo habitual es que se retiren del contacto. Sin embargo los chicos vuelven a probar, por ejemplo munidos de traductor de Google. Cuando se rompe esa barrera todo fluye”, subrayó. Kara contó que lo primero que le impactó de Argentina es que aquí “se cena y se duerme muy tarde”. “En Tailandia cenamos a las 7 y aquí como a las 11”. Le gusta mucho jugar al vóley, nadar y mirar cómo juegan al fútbol sus amigos, pero no así verlo por TV. De Argentina le gusta mucho la comida, y de Posadas lo amistosa y lo divertida que es la gente, aunque muy ruidosa en sus formas. “A veces me parece que se están por pelear, pero solo están hablando”, dice entre risas. Le encanta el asado, pero no le gusta el mate porque “es muy caliente”, aunque si le gusta el tereré. En los recreos le gusta comer, chipa, pizza y relacionarse también con los alumnos de quinto año, con los que también ya empezó a trabar amistad. Después de la charla nos fuimos hacia el aula, donde estaban sus compañeros. Entre risas vino el momento de las fotos. Si bien apenas comenzó a hablar el español, por el idioma universal de los gestos, nos quedamos con la sensación que Kara va camino a concretar una de las experiencias más lindas de su vida. La organización que la trajo Federico Olinik, quien en Posadas es el Coordinador de Visibilidad de la institución, explicó que la American Field Service (AFS) es una organización internacional sin fines de lucro ni afiliación política ni religiosa. Destacó que el trabajo que hacen es completamente voluntario. “En el país estamos divididos en 41 estructuras, de las cuales en Misiones tenemos las de Posadas, Montecarlo y Eldorado”. Comentó que particularmente aquí en la ciudad la estructura se reabrió hace dos años y medio y actualmen
te cuentan con 14 “familias anfitrionas”. Relató que la organización AFS nació en 1914 durante la Primer Guerra Mundial, con un grupo de ambulancieros estadounidenses que viajaron voluntariamente a Francia a trabajar en el campo de batalla rescatando heridos sin importar el bando al que pertenecieran. Ese grupo siguió unido después de la guerra y comenzaron a promover la paz, el respeto y la tolerancia hacia las diferencias culturales. “La misión que perseguimos es romper los estereotipos que pueden haber cuando se produce el contacto entre personas de otras regiones del mundo”. La AFS está en Argentina hace 62 años. Trabajan en conjunto con Uruguay, los dos únicos países donde trabajan mancomunadamente. “La posibilidad de viajar a través de un intercambio educativo cambia al chico y a la vez cambia a la comunidad en la que se inserta”, resaltó. Comentó que desde que se reabrió la estructura en Posadas, aproximadamente han recibido a 14 estudiantes de diferentes partes del mundo. Una vez que llegan los reciben los anfitriones que son quienes abren sus casas a la experiencia del intercambio.“Lo único que se les pide es asegurar el alojamiento, las tres comidas diarias, paciencia y cariño, porque hay que pensar que es un estudiante que deja su país para vivir otra cultura”.“La característica de AFS es que siempre está acompañando a la familia a través de sus consejeros, que siguen en todo el proceso tanto al estudiante como a la familia”, recalcó. Subrayó que “el intercambio tiene fines educativos, por lo cual los jóvenes no vienen de vacaciones. Tienen la obligación de asistir a clases, cursar como cualquier estudiante, eso hace que los chicos salgan de la zona de confort y los lleve a tener que aprender materias que no las estudian en su país”. Finalmente detalló que los intercambios duran un año, (actualmente hay una alumna de Iguazú que se encuentra en China) pero existen además programas cortos de algunas semanas para que los chicos tengan la experiencia enriquecedora de poder decir “yo cursé dos semanas o un mes de clases en EEUU, Inglaterra, Japón, China o donde fuera”. Tanto en lo práctico como en lo simbólico, “eso puede ser más enriquecedor que viajar a Disney”, destacó Olinik. Fotos: J.C. Marchak





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