Finalmente, después de una espera que hizo larga para sus seguidores, Pilar Sordo arribará a la tierra colorada con todo el equipaje que significa una de sus más grandes investigaciones, “¡Viva la Diferencia! La magia en el ser mujer, la realidad en el ser hombre”, que presentará el próximo jueves 11 de mayo, a las 20, en el auditórium del Instituto Montoya, donde las entradas ya están en venta.Ir más allá de los géneros hombre-mujer permite ver en cada uno qué elementos predominan y cómo determinan en lo personal. Hombres y mujeres comparten capacidades propias tanto de lo femenino como de lo masculino y están expuestos a la constante influencia mutua. Tomar conciencia de esto ayuda a dar un paso adelante respecto de lo que adultos y jóvenes asocian con ser mujer y con ser hombre y de lo que entienden como femenino y masculino en la sociedad.En una charla con PRIMERA EDICIÓN, Pilar Sordo aclaró que este trabajo “no es acerca de hombres y mujeres, utilizo los términos solamente como un tema de claridad en la exposición, pero el estudio es de lo femenino y lo masculino, que es bastante más profundo e inclusivo, por eso la investigación es valorada por el mundo homosexual, porque se siente reconocido en cada una de las diferencias que hay, no es lo mismo hablar de sexo que de género”.Y adelantó que “dentro de las diferencias más importantes, quizá la más significativa es que lo femenino tiende a ser más retentivo y lo masculino más soltador. En ese retentivo, la mujer retiene líquido, tiene celulitis, sufre estreñimiento, tiene buena memoria emocional, tiende a guardar cosas, guardamos todo por las dudas, es insistente en la comunicación, preguntona, curiosa, profundiza y, por tanto, en esa retención, también se hace cargo de muchas cosas que le dificultan pedir ayuda y delegar funciones”.“El gran aprendizaje que debe tener lo femenino a soltar, que es justamente lo que lo masculino hace bien, porque está diseñado para avanzar más rápido, tener menos memoria, funcionar en base a objetivos, mientras que lo femenino lo hace en base a procesos y detalles”, subrayó.E hizo hincapié en que “por lo tanto, lo que lo masculino tiene que aprender es a retener y cuidar lo que tiene, esto se moviliza en base a dos principios importantes, la necesidad de sentirse necesaria por parte de lo femenino y sentirse admirado por parte de lo masculino, por sentirme necesaria hago todo lo que tengo que hacer, me sobrecargo de trabajo, nunca pido ayuda, no delego y critico cuando me ayudan porque yo lo hubiera hecho distinto, porque quiero ser indispensable; cuando la mujer entiende que no va a ser indispensable pero sí necesaria, aprende a pedir ayuda y delegar, empieza a soltar y por tanto a poder empezar a ser feliz, porque empieza a decir ‘no, no puedo y no quiero’. En cambio lo masculino tiene que dejar de sentirse admirado y por tanto de esperar el reconocimiento y empezar a cuidar los afectos, porque corre el riesgo de quedarse solo”.Estas y “otras diferencias, como que lo masculino es más visual neurofisiológicamente, lo femenino tiende a ser más auditivo y sensitivo, lo masculino de una u otra manera busca las causas en las fallas de los logros, en cambio lo femenino busca las causas en los otros, lo que le permite cierta sensación de víctima de repente y así sucesivamente” son las que con el mejor humor la psicóloga planteará, con el mejor humor, al público.Igualdad vs equidad“La movida de las mujeres en Argentina, con el ‘Ni una menos’, que además se extendió a Chile, Perú y otros países me parece increíble, creo que el tema de la igualdad es distinto a la equidad, creo que todo lo que hagamos las mujeres por tener equidad de género, por tener las mismas oportunidades, respetos, derechos y de alguna manera espacios, permiso para hacer cosas, me parece extraordinarias y positivas”, opinó.Asimismo, subrayó que esto “es distinto a lo que hablo en el estudio, hablo de valorar, ensalzar u homenajear lo distinto que es lo femenino de lo masculino y cómo estamos llamados a complementarnos y aprender permanentemente uno de los otros, que es una muy buena forma además de presentar una buena base para la equidad también y para esta lucha que estamos dando todos en los distintos países”.Actualmente, en el mundo se observa en la sociedad que el hombre tiende a feminizarse, al tiempo que la mujer se masculiniza; situación que la investigadora describió como extraordinaria, puesto que “creo que eso es aprender de esta diferencia maravillosa, donde lo femenino y lo masculino se tiene que mezclar dentro de mí primero, para ahí mezclarse con el otro y ahí producir un equilibrio. Creo que hoy día podemos compartir un sinfín de funciones y a partir de ahí aprender de lo que el otro me entrega, así se abren espacios infinitos de crecimiento personal, eso no quita que lo femenino no deje de ser femenino y lo masculino, masculino, para que se siga produciendo el complemento, porque es éste el que lo hace entretenido, yo no quiero tener una pareja que sea tan femenina como yo pero, en mis rasgos masculinos, me gustaría tener a alguien femenino para tener el complemento, o viceversa. Entiendo que todo lo que se haga por mezclar esto sin duda nos hace bien en la medida que mantengamos la identidad, para siempre buscar el complemento y no lleguemos a ser una cosa donde seamos todos iguales en estructuras de funcionamiento y no haya nada que aprender del otro”.Amor para toda la vidaMuchas son las comparaciones que surgen en el día a día sobre las relaciones de pareja de antes, cuando parecían ser más duraderas, más fuertes, con las de los tiempos que corren, a las que cualquier detalle parece ponerles punto final y son muchas veces estas diferencias, propias de los géneros los motivos para alejarse.No obstante, Pilar Sordo apuntó que “al terminar una relación de pareja, uno puede usar como excusas estas variables, que él no me entendía porque yo era así y el otro era asá, sin embargo creo que al final del análisis las relaciones terminan por otras cosas, porque el amor cambia, por falta de comunicación, pero no necesariamente por estas dificultades que se pueden aprender y de hecho la gente las aprende”.“Yo sigo creyendo en el amor para toda la vida, en esta complicidad maravillosa que tiene que haber entre lo femenino y lo masculino, independientemente si son parejas heterosexuales u homosexuales, creo en el amor como una decisión, como una fuente energía muy poderosa para que todas estas diferencias se complementen y se enriquezcan, creo que hay que disminuir la competencia, creo que lo juegos de poder en las relaciones de pareja hoy están siendo predominantes en las pérdidas y en los quiebres, que los hombres no se están bancando el hecho de que las mujeres manejemos estatus de poder parecidos a los de ellos y eso genera crisis en la relación”, pensó.Y se explayó: “Creo que los juegos de poder que se manejan desde lo económico, desde lo sexual, desde los niños por ambos lados son nocivos y tóxicos para poder ya sea terminar o empezar un camino nuevo, pero creo que si uno conoce estas diferencias, y ese es el aporte que hace esta investigación, si uno las intenta
aplicar, uno puede aprender mucho del otro y por lo tanto enriquecer muchísimo la relación”.El jueves 11 será la oportunidad para sumergirse en el mundo de las diferencias, de la mano de la investigadora.





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