“Desde el año pasado la necesidad de trabajo se nota semana a semana”, así lo expresó Dara Sotelo, integrante de la Cooperativa de Trabajo Los Horneros, que se encuentra en el barrio Chezny de esta ciudad.Hace cinco años viene trabajando, intentando generar un espacio, donde diferentes recursos gestionados del Estado se transformen en fuentes de trabajo para vecinos de barrios periféricos en distintos puntos de la provincia. “La idea de la cooperativa es generar trabajo en estos puntos donde hay necesidades laborales. Acá no es fácil acceder a un trabajo, Apóstoles no es una zona en donde se consiga trabajo que genere ingreso. La mayoría de las personas viven de la tarefa o de changas, de trabajos informales”, aseguró Sotelo. “Para nosotros la cooperativa es una herramienta de trabajo. Nuestro principal objetivo es organizarnos, porque a través de ello podemos conseguir fondos o subsidios para poder encarar los proyectos productivos, de lo contrario es muy difícil”, remarcó.Si bien hace años se encuentran trabajando en el barrio, Sotelo advirtió que en estos últimos tiempos los vecinos se acercan cada vez más en busca de una fuente de trabajo estable. “Desde el año pasado hasta ahora, es muy notorio lo que se ha incrementado la necesidad de trabajo en la zona, vemos como creció el número de vecinos. Todas las semanas vienen a querer participar, hay una necesidad real de trabajo. Hoy no les alcanza el dinero”, explicó.En un contexto donde el discurso “en contra de los planes sociales” suena fuerte, Sotelo explicó que “hay una necesidad de contención en los sectores populares para poder generar algún tipo de fuente de ingreso laboral, productiva, para poder sostenerse -darle de comer a la familia” asegurando que “en este momento, es muy difícil plantearnos como organización y mantener nuestra postura, porque la mayoría piensa que los programas o los proyectos del Estado son para mantener vagos. Nosotros vemos la realidad día a día, que si nosotros no nos organizamos en los barrios como vecinos y no planteamos la organización no hay posibilidades de trabajo”, expresó Sotelo angustiada.“Todos los días hay violaciones a los derechos humanos, desde el acceso al agua, a la vivienda digna, a la alimentación digna. No nos queda otra más que juntarnos y ver entre nosotros como podemos paliar esta situación. Y salir, en principio, de la situación de poder darle de comer todos los días a los chicos” finalizó.Manos a la obraLa Cooperativa de Trabajo El Hornero tiene tres proyectos firmes, llevándose a cabo: producción y venta de ladrillos, huerta comunal y panadería. “En principio comenzamos con el trabajo de la leña, cortando leña en las chacras para después vender en los secadores. Después seguimos con un proyecto de panadería y otro en fabricación y venta de ladrillos”, detalló.“También fuimos agregando otros rubros, como lo son la huerta comunitaria, una cuadrilla de limpieza del barrio y compañeros que trabajan en la planta de reciclaje de Apóstoles. Todos esos trabajos son y fueron generados a través de la cooperativa”, señaló una de las fundadoras de esa cooperativa.“Cuando organizamos cuadrillas de trabajo, se hacen las ventas de lo que se produce y se reparte en partes iguales entre los que trabajaron. Después hay un fondo común que se utiliza para el financiamiento de la organización”, indicó Sotelo a este medio.La cooperativa está en proceso de terminar un espacio común en donde se proyecta instalar la panadería y crear un espacio de costura. También dicta talleres de herrería en que este año se pretende vender lo producido: torres de agua y basureros. Sin embargo Sotelo dijo que la aspiración máxima que persigue todos los días “es poder transformar la realidad del lugar en el que estamos”.Cada vez son másEl Chezny se caracteriza por ser uno de los que sigue creciendo en Apóstoles y actualmente registra 396 hogares, según los datos de la Secretaría de Acción Social del municipio. Es un barrio de familias de escasos recursos, donde la mujeres -en su mayoría- son empleadas domésticas y los hombres tareferos. Allí los servicios, como la luz y el agua potable, son mínimos o directamente no existen, pese al esfuerzo del municipio para brindar algún tipo de solución. Hace unos meses fue relocalizado a ese sitio un grupo de 20 familias provenientes del barrio El Timbó y en un futuro se podrían sumar otras más. Todas sus calles son de tierra y está ubicado a continuación de la avenida 9 de Julio en la zona sur de Apóstoles. En el lugar las adicciones, como la drogadicción, generan problemas de inseguridad a diario.





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