En la nota anterior hicimos mención de las numerosas investigaciones sobre los efectos saludables del Yoga, efectuadas en prestigiosas universidades de todo el mundo. También enfatizamos sobre la importancia de practicarlo con asiduidad, “porque cuanto más practiques, mejor te sentirás, al calmar y centrar la mente, aliviar tensiones y fortalecer el cuerpo mediante un trabajo interior y el manejo del equilibrio”, decía Stiles. “Muchos afirman tener una sensación general de bienestar desde que practican Yoga”, añade el Dr. Chopra, “porque como el trabajo de esta disciplina incluye la mente y el cuerpo, ayuda a paliar la ansiedad y la depresión al aumentar las ondas cerebrales alfa, asociadas a la relajación, y reducir el cortisol, hormona que se libera en respuesta al estrés”. Y hablando de tensiones… mmm… mucho trabajo, cansancio, estrés… Necesitamos relajarnos. Pero quien pasa mucho tiempo en tensión encuentra difícil relajarse aún en situaciones placenteras, porque esa tensión se acumula tanto en el cuerpo como en la mente. Entonces hay que reducirla para evitar que nos enferme y la práctica asidua del Yoga trae el alivio necesario, sin los efectos secundarios de una píldora, para dedicarnos mejor y con menos esfuerzo a nuestras actividades.En relación con las tensiones, uno de los problemas que afectan la vida diaria de millones de personas es la dificultad para conciliar el sueño y dormir bien, lo que frecuentemente lleva al uso de somníferos. Pero la constancia en la práctica de nuestra disciplina puede ir resolviendo el problema y regalarnos un sueño reparador, del que podremos despertar frescos y llenos de energía.Otro problema frecuente que nos puede afectar es la depresión. Ya se trate de una tristeza pasajera o de una dolorosa depresión que requiere consulta médica, el Yoga puede contribuir a aliviar el cuadro, porque cuando concentramos la mente en la respiración se reduce la ansiedad y se elevan los niveles de GABA (ácido gamma aminobutírico) en el cerebro, con su efecto equilibrador. Y es importante practicarlo metódicamente –insistimos-, porque su carácter no competitivo y la cadencia de sus movimientos reconfortan, estimulan y son efectivos para la sanación integral. También debemos considerar la incidencia de los miedos en el comportamiento de muchas personas, porque “el miedo paraliza”, como escuchamos a menudo. Originalmente relacionado con el instinto de conservación, el miedo puede manifestase como un simple temor a lo desconocido o producir comportamientos más inhibitorios que pueden derivar en frustraciones. Nuevamente la ayuda del Yoga es inestimable en estos casos, porque ciertas posturas nos ponen en una perspectiva completamente diferente de la que tenemos habitualmente, parados sobre nuestros pies. Invertir la posición del cuerpo o flexionarlo hacia atrás respirando profundamente, abandonar el control y relajarnos completamente, ser conscientes de nuestras sensaciones… ¡Ah! ¡Qué placentero! Entonces, si somos capaces de llevar nuestro cuerpo-mente hacia lo desconocido mientras practicamos ahora, en la hora del ahora, también podremos intentarlo prudentemente en las demás circunstancias de la vida. Y queda mucho más para decir. Namasté.ColaboraAna Laborde Profesora de Yoga [email protected]





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