La forma en que pensamos cambia a lo largo de la historia, intuimos que no es lo mismo lo que pasaba por la mente de aquel ser primitivo rodeado de animales salvajes y peligros naturales contando solo con su habilidad y fuerza física, que lo que pasa por la mente del ciudadano actual rodeado de computadoras, cemento e inventos que complican su vida. El ser primitivo inició su entendimiento del mundo con un pensamiento arcaico, donde entendía poco y nada de lo que sucedía a su alrededor o dentro suyo, mucho de lo que pasaba le causaba miedo por lo que se daba explicaciones fantasiosas o “mágicas”.Este pensar “Mágico” era producto del asombro, del desconocimiento y del miedo, que estimulaban su imaginación dentro de su vida simple, por ejemplo si algo se movía en la oscuridad era porque alguien lo movió y no pudo verlo, por lo que ese ser poseía capacidades superiores de esconderse y hacer cosas que él no entendía.Con el pensar “mágico” el humano antiguo le daba fuerza o poder a alguien fuera de él, la causa de todo lo bueno y malo venía de afuera, de otros seres, entonces toda “enfermedad, dolor o sufrimiento” era producida por esos seres extraños que llamaron dioses y espíritus enojados o vengativos.Creían que si se enfermaban habían transgredido alguna regla impuesta por esos “dioses poderosos” haciéndolos enojar, por lo que eran castigados con la enfermedad, el dolor o la muerte.Según este pensamiento mágico “la enfermedad era extrínseca, venía de fuera de ellos, de los dioses”. El ser antiguo era pasivo pues recibía y padecía esa fuerza negativa que lo enfermaba, por lo que si deseaba curarse tenía que hacer exactamente al revés, por ejemplo realizar algún acto o ritual que calmara a los dioses con purificaciones, ayunos y sacrificios.Al sacrificar animales sanos y puros se ponía en ellos todo para ofrecérselo a los dioses (chivo expiatorio), así se calmaban y le devolvían la salud o se recomponía la cosecha, a esto llamamos hoy “hacer una promesa o llevar una ofrenda”.La primera explicación de la enfermedad la da el pensamiento mágico, donde la causa del sufrimiento está afuera, manteniéndose esta idea durante milenios en la mente de la humanidad, siendo difícil contrarrestar esta idea, estando aún vigente.En toda enfermedad actual siempre existe una base “mágica” importante al explicarla, de que “la cosa viene de afuera” a lo que llamamos suerte, desgracia, yeta, augurios, me ojeaste o me embrujaste.Cuando el pensar “mágico” fue definido, organizado, explicado más razonablemente y encuadrado en organizaciones más estables que aún perduran, se le dio un nuevo nivel transformándolo en “pensamiento religioso”; que se volvió más estable y entendible para las personas, porque era representado por seres con poder, como sacerdotes, místicos, que lo dirigían, lo explicaban y daban crédito de lo que se creía. El pensamiento religioso tiene más estabilidad, con una base lógica espiritual y mística, que perdura con los años. ¡PERO! Poco a poco el hombre comenzó a hacerse preguntas sobre otras causas de las enfermedades aparte del enojo de los dioses; por todos lados como en Egipto, China o India, nacieron mentes inquietas que razonaron sin prejuicios, aunque la historia localiza históricamente el nacimiento de este despertar del pensar “lógico y razonable” en la antigua Grecia, con un grupo de sabios entre los 400 y 600 a.C.Pitágoras (569-475 a.C.) y su famosa Escuela dio a uno de los más célebres médicos llamado Alcmeón de Crotona que escribió sobre anatomía y física, antes de él Anaxágoras y Demócrito estudiaron zoología, Empedocles realizó curas en epidemias y desastres naturales enseñando estrategias sanitarias para contenerlas, y después de ellos muchos otros hasta que llegamos al gran Hipócrates de Cos en el 460 a.C.A partir de allí se empezó a evaluar la importancia de la dieta, la gimnasia y la higiene con el lema “Mens sana in corpore sano”; se exploró sobre anatomía con la disección de animales y cadáveres humanos, se avanzó en fisiología, farmacología y terapéutica, en patología, cirugía, obstetricia y clínica.Pitágoras, con su pensamiento racional, crea la idea del equilibrio con armonía en el universo y los planetas, y sus alumnos la trasladaron a la salud interpretando la buena salud como estar en “armonía”, y la enfermedad significaba un desequilibrio.Aparece aquí la “segunda idea sobre el concepto de enfermedad que es intrínseca o interior”, ahora no se produce por algo externo al individuo, sino por algo interno, por un desequilibrio interno, por una alteración de las proporciones en nuestros órganos y tejidos, causada por el predominio o la falta de algunos de sus componentes.Toda la carrera de la Medicina actual se basa en parte en este pensamiento, que viene de Alcmeón de Crotona. A partir de Galeno, un médico griego (131-200) surge la idea de que para que exista una enfermedad tiene que haber una debilidad primaria del individuo, un fallo de sus defensas, que ya la debía tener latente, como una predisposición a enfermarse.Esta idea de Galeno es la “tercera idea que habla sobre el estado de predisposición del organismo receptor”, según el estado de sus defensas, que si están bajas, la acción de una causa externa como el frío, le puede desencadenar la enfermedad como la neumonía. Galeno combina dos elementos, donde la causa de enfermedad es mixta, sobre la predisposición determinada por sus defensas y la agresión de un agente extraño (frío, gérmenes) que va a desencadenar la enfermedad. Esto explicaría por qué algunos se enferman y otros no, estando en el mismo ambiente, sometidos a agentes similares, donde la predisposición o estado previo es distinto y algunos tienen más defensas que otros.Los tres tipos de ideas, “mágica”, “religiosa” y “racional” hoy están plenamente vigentes, por ejemplo en EEUU el 95% de la población cree en Dios (pens. religioso), pero al mismo tiempo festeja la fiesta de Halloween o culto a los muertos (pens. mágico) y sus enfermedades las atienden con médicos basados en la investigación y tecnología (pens. lógico o racional).Esto habla simplemente de la complejidad del pensamiento humano actual.por Bazán J. L. – MédicoDeseo tu opinió[email protected]





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