Los vecinos del barrio del Iprodha situado en cercanías del autódromo capitalino, en la zona conocida como Cocomarola Oeste, viven una verdadera odisea cada día de lluvia, porque un buen tramo de la calle 190 se inunda. El principal motivo sería el trabajo que realizó una empresa privada en el área y que desnudó la carencia de bocas de tormenta suficientes para evacuar el agua de lluvia en esa parte del barrio. “Desde hace unos meses han retirado unos montículos de tierra que servían como contención natural para el agua que ahora corre libremente y afecta varias casas ya que no tiene forma de desagotarse”, indicó uno de los vecinos damnificados a PRIMERA EDICIÓN.Según dijeron, desde el momento en que se mudaron a estas viviendas (hace ocho años) han tenido problemas con el agua que se introduce en las casas por la nivelación del terreno y las pequeñas montañas de tierra que estaban sobre la calle 190 en inmediaciones del autódromo Rosamonte, pero ahora el inconveniente se agravó. “Uno de los últimos chaparrones, bastante fuerte, provocó un barrial, los autos quedaron encajados y no se pueden sacar del barro. No se puede salir ni a la vereda y resulta que nadie se hace cargo de esta situación. Creemos que la Municipalidad debe controlar todo el barro que arrastra sobre el empedrado esta obra y desde la empresa que hizo este movimiento de suelo tampoco dimensionan el inconveniente”, comentó Yésica Bavio, vecina del lugar. Que alguien intervengaLos vecinos que están hartos de soportar estas condiciones se reunieron recientemente y tomaron la decisión de enviar varias quejas a las autoridades correspondientes; a la Municipalidad, por un lado y también al Iprodha, como así también a la empresa responsable de la obra. “Primero eran pocas las casas afectadas pero desde que aplanaron los terrenos de enfrente afecta a casi toda la calle 190, que se llena de barro. No hay vereda ni cordón cuneta, no hay nada, todo está enterrado por el barro”, indicó Bavio. Hace ocho años que entregaron estas viviendas a sus propietarios y desde la mudanza no han tenido un momento de paz después de cada tormenta.Otros habitantes del lugar aportaron que “la obra que terminó de complicar comenzó sus labores hace aproximadamente hace dos años, cuando los camiones llegaban al terreno y se retiraban cargados con tierra. Eso en un momento se detuvo y desde octubre del año pasado se reactivó y terminaron de sacar los últimos montículos que estaban en el terreno dejando una inclinación que conduce todo el agua y el barro directamente hacia la calle 190”.Por último, los vecinos hicieron hincapié en que “nuestro reclamo no es político ni nada por el estilo. Solamente es la realidad de lo que nos pasa. Debería venir un especialista, un día de lluvia y que constate lo que decimos”.





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