La relajación tal como la practicamos en las clases de Yoga deriva de la antigua práctica del Nyasa, una técnica de meditación y relajación profunda conocida como Yoga Nidra, que el Maestro Satyananda simplificó y adaptó, preservando su esencia, para hacerla accesible a todos nosotros.“Relajarse. Aflojarse. Es desconectarse. Es abandonarse. Es extenderse pasivamente. Ausentarse por unos instantes de la ansiedad y de la lucha. Relajarse es economizar esfuerzos. Es despojarse de la normalizada y eficiente autoafirmación estresante. Relajarse es gozar del reposo. Es ablandarse. Es disfrutar del inefable placer de no hacer absolutamente nada…”, nos decía el Prof. Hermógenes, en coincidencia con el Hatha Yoga Pradipika: “La mente es el señor de los indriyas (órganos de los sentidos), prana (el aliento de vida) es el señor de la mente… Cuando prana y manas (la mente) se hallan en estado de absorción, sobreviene un gozo indefinible.”En efecto, “el cuerpo permanece acostado sin movimiento, manteniéndose la mente aquietada mientras se está plenamente consciente… esta relajación consciente vigoriza y refresca cuerpo y mente”, como describía el Maestro Iyengar, refiriéndose al estado de relajación física, mental y emocional en plena lucidez. “Además, sin relajación no hay verdadero Yoga, no hay paz, ni dicha, ni siquiera salud. Un ser en tensión, aunque disponga de todo para ser feliz, se prohíbe el acceso a la dicha y a la fuente del pensamiento creador”, afirmaba el Prof. Van Lysebeth.Pero el mismo autor nos hacía una advertencia fundamental: “La relajación es el ejercicio ideal para la voluntad, tal como los yoguis la conciben, es decir, no una potencia dura y dictatorial que se hace obedecer… sino un querer suave y paciente. Durante la relajación está excluido utilizar la voluntad ‘dura’ al modo occidental, es imposible “forzar” la relajación, y la acción de la mente sobre el cuerpo se ejerce del modo más eficaz, es decir, sin apremio ni violencia… Practique la relajación e irradiará la calma, la paz y la armonía en torno suyo”. Recordemos que esto es cumplir siempre el Principio de No Violencia, el Primer Yama del Decálogo Moral del Yoga.El Prof. José María Ansaldi completaba estas valiosas enseñanzas indicando que “los beneficios terapéuticos de nuestra práctica de Yoga no se consiguen completamente si la relajación no se logra. Además, con sólo saber relajarse podrían desaparecer muchas afecciones, porque la distensión da paz al cuerpo y serenidad a la mente. En este sentido, los maestros orientales reiteran que quien no sabe relajarse es una persona débil. Entonces, tanto en la práctica de la meditación como en todas las posturas y ejercicios, es fundamental efectuar la relajación antes, durante y después de los mismos.”Por eso ahora, en la clase de Yoga, en la colchoneta, en la hora del ahora, la amorosa guía de tu profe te va brindado las técnicas para que gradualmente, a partir de una respiración lenta, suave, delicada y profunda, puedas sumergirte por varios minutos en el maravilloso estado de relajación. Namasté.Colabora: Ana Laborde Profesora de Yoga [email protected]. 4430623




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