Con mi esposo (ya fallecido) viajamos diez años seguidos, cada dos meses a Buenos Aires, a un Instituto donde capacitaban a los padres para atender a sus hijos con discapacidad”, así nos cuenta Josefina Bosco Demarchi cómo comenzó su historia con su pequeña Claudia.Con un daño cerebral, los médicos no le daban muchas esperanzas ni de caminar ni de hablar. Pero hoy, después de una larga lucha Claudita “camina, conversa, va a todos los lugares con la familia, va a los espectáculos, maneja la computadora y claro, no la dejan salir sola por una cuestión de seguridad, pero se maneja sola. En una nueva edición de su libro: Claudia, la multifacética Josefina ofrece a los padres todo lo que ella aprendió, lo que aprendieron como familia para manejarse con un niño con una discapacidad. Cuando Claudia era pequeña, Josefina nos cuenta que “ella no caminaba, pero le gustaban mucho los chicos así que yo convocaba a los niños del barrio a mi casa, ellos jugaban, se reían y hasta me ayudaban con juegos a realizar los ejercicios. Hubo que enseñarle a gatear, a moverse, a que su cerebro reconozca y envíe esas señales para los movimientos. Cuando hay una lesión, lamentablemente no se recupera, pero se pueden hacer muchas cosas. Un día le pregunté al doctor si tenía que hacer los ejercicios los domingos y sí, uno no deja de tomar un medicamento un feriado. Todos los días del año son de actividades”. Cuando el hijo mayor viajó a Córdoba a estudiar, la familia se trasladó completa para aprovechar los avances médicos de la época en esa ciudad. Allí asistieron a gabinetes como terapia ocupacional, musicoterapia, y todo lo que podía sumar en su desarrollo. El libro es una guía, es un compendio de herramientas y también es una forma de saber que otros lo lograron y cómo lo hicieron. Con amor y dedicación, con aceptación y haciéndole frente al dolor que genera en los padres y su entorno. Josefina dice: “Debo tener presente que por tener un hijo discapacitado necesito la mayor paciencia de que soy capaz. Debo brindarle amor, comprensión y respeto. Siempre debo ser capaz de sacar energía de mis sentimientos. Sé que cada progreso que él logre será mi mayor gratificación”. Y agrega con cariño que “Claudita hoy puede atender sus necesidades personales por sí misma. Y como generalmente los hijos nos sobreviven, el día en que sus padres ya no estemos, ella no va a ser definida como ‘una carga’”. Para tener un libro en forma gratuita pueden llamar al 4430274 y Josefina los atenderá con alegría.




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