La costanera capitalina fue el escenario que eligió la comunidad judía local para compartir con todos el Rosh Hashaná urbano, una muestra de platos típicos, música y baile para celebrar la llegada del Año Nuevo judío 5777. PRIMERA EDICIÓN estuvo ahí para conocer un poco más sobre esta cultura milenaria de la mano de la comisión de Jóvenes, que fue la encargada de la organización del evento. Una de ellos es Magaly Lansky, quien contó que fue un trabajo en equipo porque “acá nos juntamos todos y estos platos que se venden fueron hechos en las casas, los padres de todos colaboraron y los hicieron con mucho amor”, y reconoció que “los judíos somos muy dulceros por eso hay más platos dulces que salados”.Mientras los asiduos concurrentes de la costanera se iban sumando y también llegaban miembros de la comunidad para comprar los platos que saben a familia y cariño, ambientaron el espacio con música tradicional, muy alegre. Marcos Alfici tuvo la palabra para explicar de qué se trata esta celebración y aclaró que “estamos en un momento para ir hacia adentro, hacer un balance de nuestra vida, pero no un balance económico sino como personas. Cómo fuimos en este año y cómo queremos ser. Es el momento para renovarnos porque con el Rosh Hashaná recordamos el nacimiento de la humanidad, la creación con Adán y Eva. Este tiempo nos permite ser mejores como personas, ser solidarios y más prósperos, dejando los intereses económicos y profesionales para poder ir a nuestro ser humano”.Así, todos escucharon el sonar del shofar ejecutado por Carlos Alberto Waisman, instrumento típico y de simbología sagrada. Carlos aclaró que “no es una corneta que podés tocar cualquier día. En esta oportunidad acepté porque es muy especial y para que todos puedan conocer nuestra cultura y tradiciones. Pero solamente se toca en ocasiones especiales. Se reciben muchas bendiciones al tocar y al escucharlo”. Él tocó el shofar por primera vez cuando tenía ocho años en Buenos Aires y toca en Posadas desde los 18 años, y esta vez lo hizo para todos.Luego, ya deseándose todos un feliz y dulce Año Nuevo, compartieron rodajas de manzanas con miel, algo que garantizará ese año dulce deseado por todos. Para culminar con bailes típicos guiados por la profesora Magalý Lansky y a los que se sumaron adultos, jóvenes y niños, mientras el público acompañaba con palmas. ¡Shaná Tová Umetuká! para todos. Fotos y Video: Gentileza R.Toraglio





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