Si pudiéramos pesar el corazón o medir el equilibrio de nuestros actos para ver el balance entre lo bueno y malo, ¿qué pasaría? Si estuviera pesado no podríamos despegar. Nuestra alma, nuestra conciencia quedaría atada a la materia y no podría sentir la levedad del ser.Me pregunto… ¿somos inherentemente buenos o malos?Ser buenos o hacer actos buenos para alcanzar la vida eterna es una idea, un concepto un objetivo.Es una idea. ¡Idea al fin! Viene condicionada desde fuera, impuesta, implantada. Pero ¿qué siento yo al respecto?… ¿qué dice mi yo interno?¿Será acaso que nacemos con la capacidad de hacer el bien de la misma manera que el mal? ¿Somos esencialmente buenos o malos? ¿Podemos elegir no hacer el mal? ¿Podemos elegir hacer el bien o solo copiamos y repetimos lo que nos viene heredado de nuestro sistema familiar?¿Cuándo y cómo elijo cambiar?El cambio sucede cuando mi vibración se eleva al punto que modifica la materia como para poder despertar nuestra conciencia. De esa manera, no seguimos siendo ya una repetición arcaica. Hemos despegado, se produce el cambio de lo vivido hasta ahora. Y es entonces cuando elijo ver más allá del miedo que me ocasiona el ser diferente, llega el cambio, la desestructura.Hay bien y mal dentro nuestro, pero también hay mal y bien afuera, en el mundo. Vivimos en un mundo dual y es precisamente esa dualidad la que se nos manifiesta dentro.Las polaridades.Y si es así, ¿hasta cuándo se da la lucha? ¿Puede el mal ser contenido y transformado dentro nuestro?Solamente cuando miramos nuestra sombra cara a cara, con transparencia y sin evadirnos podemos encontrar también dentro de nosotros la fuente de luz y el poder para transformarnos. Sí, yo decido y elijo la vida, elijo ver. Y vos también podés elegir.Es en la esperanza de la vida y el amor eterno donde se encuentra el refugio… este mundo se hizo para amar.Colabora: Patricia [email protected] Facebook: Patricia Monica Couceiro 3764 829015





Discussion about this post