Quizás te lo pida una sola vez o te lo insinue en otras, pero al final siempre estaré con la idea de no volver a proponértelo, y en silencio esperaré que calme este sentimiento que se transforma cada noche en una especie de obsesión o locura, que seguramente se esfumará como una pequeña llama en medio de una ventisca.A veces quisiera que tengas una sospecha o una pequeña idea de cómo se ven mis noches en tu compañía, incluso cuando camino solo no es el mismo camino al hacerlo contigo. Ni hablar de esos mates que entre sorbo y sorbo, sin que te des cuenta, sueltan un suspiro. Es por ello que te propondré que en ese próximo encuentro hablemos de lo que realmente importa, hablemos de lo puro y sincero, de lo que tiene pasado, presente y un futuro verdadero. Hablemos del amor que se conjuga en todos verbos: el mío, el tuyo, el nuestro.Hagamos que nuestra charla se transforme en ese tribunal donde pueda confesarte todo este anhelo, que noche tras noche se fue convirtiendo en amor con solo pronunciar tu nombre. Una confesión que alivie esta aflicción de no poder encontrar, en ese umbral de silencio que dejan mi mirada y tu mirada, aquellas palabras que se escapan y salen a correr por una costanera callada, y me dejan solo frente a tus ojos donde veo mi verdad reflejada. Es que cuando ellos me miran se detiene el tiempo y la luna se oculta en la oscuridad de un oscuro río que viaja.Una confesión que describa con detalle todo lo que siento y perder el equilibrio en cada palabra que se manifestarán a viva voz, luego de estar tanto tiempo encerradas. Una confesión que delate mis sentimientos y quede totalmente expuesto ante la decisión de tus labios que en parte fueron culpables de este inevitable desenlace, donde habrá un solo ganador o perdedor. Una confesión que te diga que eres lo más parecida a un atardecer o de la fría lluvia que golpea mi frente y me eriza la piel cuando camino detrás de la distancia.Una confesión que permita la sospecha que entre tus manos guardas el sol y que con solo tocarme enciendes una llama de pasión. Una confesión que compare tu sola presencia con la noche de un caminante, quien va en compañía de las estrellas buscando esa luz que solo pudo encontrar en tu mirar detrás una ventana de alguna casa callada, o quizás, en el deseo de encontrarte por algún alejado camino que encendería de amor esa noche. Una confesión que reconozca que en cada encuentro robo un poco de ese perfume que dejas al pasar y que se mezcla con el rocío, transformándote en lo más parecido a un ángel o simplemente en algo irreal que dará sentido a todo lo que existe en mi mundo callado y vacío.Una confesión que revele esa esperanza que hace tiempo la tengo guardada y que muchas veces la llevo por los caminos y entre sus huellas, se transforma en canción o simplemente en otro de esos encuentros donde es difícil saber si es real o un sueño del que uno no quiere despertar. Luego de que todo sea descubierto, quizás no te pida ninguna respuesta, simplemente algún perdón que reemplace de alguna manera este amor y después me haga emprender un viaje por este invierno con un equipaje más ligero. Lo importante es que el amor nunca debe callar porque tarde o temprano se convierte en veneno, que nos llena de soledad y recuerdos. Tampoco importará el fallo que impartirán tus ojos porque luego de esta confesión me sentiré un alma libre, que otra vez podrá volar. Por: Raúl Saucedo [email protected]




Discussion about this post