Aunque muchas veces pasa desapercibido, el drama de las intrusiones en la reserva de biosfera Yabotí ligado a la caza ilegal o al robo de madera nativa está lejos de acabarse. El último domingo, un ciudadano brasilero terminó con lesiones de arma de fuego en un confuso episodio que investiga la Justicia Federal. El sujeto permanece internado con custodia de la Gendarmería Nacional.Si bien el caso se manejó con inusitado hermetismo, PRIMERA?EDICIÓN pudo confirmar el hecho, que ahora es materia de investigación a los fines de establecer las responsabilidades del caso y, sobre todo, los pormenores, es decir, si se trató de un tiroteo o de un abuso de autoridad.Las fuentes indicaron que todo sucedió el último domingo en inmediaciones a la costa del río?Pepirí Guazú, en la frontera entre Argentina y Brasil, a unos 60 kilómetros de San?Pedro.?Se trata de una zona de densa vegetación a la que llegar es una misión muchas veces imposible.Al parecer, las autoridades realizaban una recorrida por el lugar cuando avistaron al sospechoso.?Y hasta ahí. Lo que se sabe luego de ese contacto es que el ciudadano brasilero, de 30 años, debió ser trasladado de urgencia al Hospital Samic de Eldorado, donde hasta el jueves por la noche permanecía bajo el cuidado de los profesionales del lugar.El hombre sufrió el impacto de perdigones en el sector posterior del tronco. Debió ser intervenido quirúrgicamente de urgencia. Las últimas novedades indicaban anoche que se encontraba estable y evolucionaba, bajo custodia de la Gendarmería Nacional.El episodio puso una vez más en el tapete el drama de las intrusiones en Yabotí, principalmente por cazadores furtivos o madereros que provienen del otro lado de la frontera y que buscan lucrar con los recursos naturales de la provincia.El caso recayó en la Justicia Federal, en virtud de que se investiga un presunto delito de esa índole, como lo son la caza y el apeo. No obstante, también se trata de establecer si el balacero se enfrentó a tiros o si se trató de un abuso. En la mira, por ahora, aparecen tanto los cuidadores de la reserva así como integrantes de la fuerza federal. La Justicia será la que tenga la última palabra.La reserva Yabotí consta de poco más de 250 mil hectáreas de área nativa protegida por ley, pero que en el práctica -debido a su extensión- resultan imposibles de controlar.Es por eso que muchas veces, en los patrullajes que realizan, las autoridades se topan con hallazgos increíbles, como un corral de alambres especialmente confeccionado para que funcione un criadero de cerdos salvajes. Todo en plena biosfera. Increíble pero real.El escenario de una masacre que caló hondoEn los anales policiales de la provincia, hablar de Yabotí es hablar del triple crimen que sucedió en plena reserva durante los últimos días de 2008, cuando fueron hallados masacrados los cuerpos de Raimundo Clem (50) y los hermanos Sergio (29) y Ademir Luft (31).Los cuatro vivían en Itapiranga, en el estado brasilero de Santa Catarina, y el 26 de diciembre de 2008 cruzaron el?Pepirí Guazú para cazar y pescar en territorio argentino. Anunciaron su regreso para un par de días después, pero nunca volvieron.Sorprendido por esa ausencia, un familiar de las víctimas fue a buscarlos. Se topó con el horror: encontró los cuerpos mutilados de los desaparecidos. Uno había sido degollado, otro tenía los miembros inferiores cercenados y un tercero tenía rastros de haber sido abusado sexualmente.Hecha la denuncia, los policías misioneros tardaron más de una semana en llegar hasta la escena, lo que habla a las claras del difícil acceso en algunos lugares de Yabotí.Lo cierto es que la investigación avanzó y por el terrible triple crimen la Justicia brasilera finalmente detuvo a Osmar Luft (70) y a tres de sus hijos, Orélio (33), Vilmar (35) y Orli (41).La causa avanzó del otro lado de la frontera y la Justicia brasilera finalmente condenó a los cuatro imputados en abril de 2012. Osmar, Orélio y Orli fueron condenados a 49 años de prisión, mientras que Vilmar recibió una pena de 48 años. Todos cumplen en la Penitenciaria de Chapecó, a 150 kilómetros del Pepirí Guazú.Del expediente instruido en Brasil surge el motivo que llevó a los homicidas a llevar adelante el triple crimen. Para los investigadores, todo se trató del inicio de un reclamo de paternidad de una de las sobrinas de Osmar contra éste y Orli por dos de sus hijas.Al saber de esas intenciones, los imputados amenazaron a las víctimas, sus propios primos, quienes aparentemente alentaban a la mujer a que radicara la denuncia. Cuando se enteraron que iban a cazar, los siguieron. Y en plena selva, les quitaron la vida.




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